Son días de reflexión, borrón y cuenta nueva en el Málaga, después de la marea que le pasó por encima el pasado sábado, procedente de Elche. Un 0-3 que no deja lugar a dudas: esto es la crudeza de la Segunda División, que fin de semana tras fin de semana deja por el camino naufragios del estilo. El equipo de Pellicer ya sabe lo que es ser revolcado, encima en su propia casa y de forma merecida. Pudieron ser más goles si no es por Alfonso Herrero.
"El Elche gana avasallando y en otros partidos no han tenido esa suerte. Para nosotros no es una excusa, pero no hemos tenido nuestro mejor día. Nos hemos enfrentado al mejor rival hasta ahora. Esto es la Segunda División, es un aprendizaje", decía Sergio Pellicer en caliente, tras la decepción en la jornada 7. "Nos viene bien que nos pase esto en la jornada siete y no en la cuarenta. El equipo viene haciendo las cosas muy bien y esto no debe manchar lo anterior que hemos hecho en LaLiga", añadía Manu Molina, curtido en este tipo de partidos en Segunda.
El Málaga debe ahora mostrar entereza y fortaleza mental para que la caída estrepitosa ante el Elche sea un accidente, no un peligroso hábito del que sea complejo escapar. Las dinámicas peligrosas siempre están al acecho. Lo que sí es un hecho, y no casualidad, es que esta temporada LALIGA HYPERMOTION está teniendo jornadas con goleadas inesperadas que demuestran la alta probabilidad de que se rompan partidos con errores que se pagan muy caros, y sin importar las diferencias teóricas de plantilla y presupuesto.
Se han dado hasta ocho resultados abultados en lo que llevamos de liga. El 0-4 del Zaragoza al Cádiz en la jornada 1; el 3-0 del Zaragoza al Elche en la jornada 3; el 2-5 del Castellón al Almería en la jornada 5; el 1-4 del Albacete al Racing de Ferrol y el 4-1 del Huesca al Córdoba en la jornada 6; el 2-5 del Dépor al Albacete en la jornada 7, donde también se dieron el mencionado 0-3 del Elche en La Rosaleda y un llamativo 4-2 del Levante al Almería.
Es la locura de la división de plata, donde del duodécimo -el Málaga, con diez puntos- al primero -el Levante, con catorce puntos, a falta del partido del Racing de este lunes- hay una diferencia de cuatro puntos. Una liga difícilmente predecible, muy abierta y que no permite despistes. El Málaga ha encajado nueve goles en siete jornadas, debe mejorar la regularidad defensiva y no acostumbrarse a una dependencia excesiva en Alfonso Herrero, algo fundamental para no caer en rachas que enciendan las alarmas.
La próxima parada es Riazor, un estadio que no se visita desde 2019, en aquella inolvidable eliminatoria de play off de ascenso a Primera. Malos recuerdos para el malaguismo. El próximo domingo, desde las 14:00 horas, el cuadro de Pellicer tiene una oportunidad de expiar sus recientes pecados contra el Deportivo de la Coruña, que llega de meterle un 2-5 al Albacete en su estadio. Mientras tanto, la Segunda División con mayor cartel del siglo sigue esperando películas de acción, suspense y goles, muchos goles.