Kevin Medina (Málaga, 2001) representa el desparpajo en el césped, donde las filigranas, el uno contra uno y el esfuerzo defensivo forman parte de su estilo. Poco asiduo a las entrevistas, atiende a ElDesmarque en La Rosaleda, su casa, el sitio donde actualmente quiere estar. El tiempo pasa y las etapas nuevas llegan: va a ser papá de una malaguista en febrero y no puede decir que no tiene historias para contarle cuando crezca. Por ejemplo, que le dedicó su primer golazo en Segunda o que vaticinó el gol de Antoñito Cordero en Tarragona antes que nadie.
- ¿Cómo está tras volver de lesión?
Me encuentro muy bien, el otro día entré quince minutitos y me encontré bien. Las lesiones son parte del fútbol.
- Empezó la temporada metiendo su primer gol en Segunda.
Estuve en Segunda y todavía no había conseguido marcar, es verdad que había dado varios palos y largueros, pero cuando en el primer partido metí ese golazo, me liberé. Me sentí muy contento.
- ¿El fútbol de Segunda le favorece?
En Segunda pienso que hay más espacios, me siento más libre, pero en cuanto los rivales saben que eres un jugador de uno contra uno, llegan las ayudas defensivas y ya cuesta un poquito más.
- En su primera temporada en Segunda le dieron patadas por todos lados.
Me pusieron el tobillo como una pelota. Yo lo intentaba llevar siempre de la mejor manera. Cuando me daban, intentaba levantarme y a seguir jugando. Antes me frustraba más, pero poco a poco vas viendo que no ganas nada. Cuando me dan patadas, intento hacerles yo daño, pero regateándoles.
- De aquel Kevin que debuta José Alberto López al actual, ¿qué ha mejorado?
Ahora soy más maduro, aunque mi estilo de juego sigue siendo el mismo. Conozco más el juego y creo que ahora estoy más concentrado, me concentro más en el partido. Al final, en los primeros partidos era un niño y con La Rosaleda llena no estaba cien por cien concentrado, te fijas en lo que dice la grada y demás. Es difícil también el salto de un filial a jugar de titular en el primer equipo, como con José Alberto.
- ¿Se cuida en lo físico y en lo mental?
Pues trabajo ahora con un nutricionista deportivo, José Blesa, y la verdad que estoy muy contento y veo los resultados. En lo mental, aquí tenemos a un gran psicólogo y cuando lo necesitamos, vamos a hablar con él. Aunque yo soy de comérmelo todo solo, no suelo expresarme mucho.
- Todo es más fácil con ese vestuario, una familia.
Ya lo sabéis, una familia. Te levantas y vas a entrenar contento, nunca a disgusto. Sabes que vas a reír y lo vas a pasar bien, aunque a la hora de entrenar vamos muy en serio.
Cada dos por tres me llaman de la oficina para decirme: "Kevin, mira, este mes vas a cobrar no sé cuántos euros menos" de tantas camisetas que regalo.
- Dicen por ahí que Kevin es el número uno en las bromas y también el DJ del equipo.
Yo pienso que puedo estar por ahí, sí. Es que hay unos cuántos que no veas. La música la ponemos Larrubia, Dani Sánchez o yo, uno pone reggaeton, yo pongo flamenco, el otro coge el micro y se pone a cantar o rapear...
- A Julen Lobete le tiraron huevos y harina por su cumpleaños. Ahí estaba Kevin el primero.
Fue una bienvenida tranquila a Lobete... bueno, y otra cosa que no ha salido: el otro día le liamos el coche con cinta de policía a Álex Pastor. Por las ruedas, por la carrocería, por todos lados. Yo participé un poco, me buscan siempre a mí porque doy muchas ideas. Hoy creo que se la han hecho a Einar también. Y yo en esta no tengo nada que ver.
- Dentro de esa familia, Sergio Pellicer hace de padre y de policía.
Pellicer está siempre con nosotros, con el gancho, como él dice. Nos trata muy bien, en lo que nos puede ayudar, nos ayuda. Es un padre futbolístico. Es muy cercano y me llevo muy bien con él.
- Hablemos de su infancia, siempre pegado a un balón.
Una infancia humilde, de estar todo el día en el barrio, en la calle jugando al fútbol. Siempre digo que nunca hay que olvidar de dónde vienes. El Kevin pequeñito era un travieso, pero siempre he dado lo mejor de mí para llegar lejos y ha dado sus frutos.
- ¿Se imaginaba donde está ahora, en el Málaga?
Yo venía a verlo siempre a La Rosaleda, venía de recogepelotas cuando estaba en el Málaga y cuando no, pues venía con mi familia o incluso me intentaba colar. Nunca pensé que iba a jugar aquí, sí pensaba en ser futbolista, pero no en llegar a jugar en el Málaga. Yo era de los que pedía fotos a los jugadores. Me encantaba Isco, la magia, y también Cazorla.
- Su familia es un pilar importante.
Mi familia lo es todo. Yo tengo otros tres hermanos, y el más chiquitito es el que juega al fútbol. Mis amigos, mi familia, la familia de mi mujer y ella están siempre ahí, apoyándome. Soy muy cercano y siempre estoy con ellos.
- Va a ser padre próximamente. ¿Preparado?
Tengo muchas ganas. Para principios de febrero, va a ser niña y se va a llamar Angelina. Una malaguista más. Si dicen que te cambia la vida, yo no lo sé todavía. Cuando nazca, te lo diré en otra entrevista (risas). Le dediqué el primer gol, que ya lo tenía pensado, aunque ahí no sabía si iba a ser niño o niña.
- El talento, sin trabajo ni una cabeza amueblada, sirve de poco en el fútbol. ¿Cree que tiene las tres cosas?
Yo pienso que sí, a día de hoy, sí.
- No ha sido fácil su carrera. Muchos vaivenes: le fichan Casanova y Arnau para alevín e infantil, luego va al 26 de febrero, después a La Unidad para jugar más, luego regresa al 26 y le fichó el Sevilla. Más adelante vuelve al San Félix (antes ligado al Málaga). Aprendizaje constante.
Del Sevilla volvía al San Félix porque allí no lo pasé muy bien, era muy pequeño y no estaba cómodo en la residencia. En el San Félix lo hice bien, fui con la selección andaluza y el siguiente año, en juvenil división de honor con el Málaga y ya luego en el filial.
- Y su cesión al Gil Vicente portugués, otro capítulo más que le curtió.
En Portugal no me sentía bien, estaba fuera de casa, mi primer año saliendo a otro país, otro idioma... me costó adaptarme. Eché el año allí, pero no de la mejor manera. Volví al Málaga con muchas ganas, como aquí en ningún lado.
"¿Renovación? Creo que la cosa está parada ahora mismo, pero no he hablado de ese tema. Pero yo estoy muy tranquilo, en ese sentido".
- Su renovación sigue pendiente. Termina contrato en 2025. ¿El malaguismo puede estar tranquilo?
Me centro en el partido del Cádiz. Mi renovación que la lleven mis representantes. Yo estoy centrado en que compitamos este sábado como guerreros.
- Me ha regateado la pregunta. Pero... ¿tendrá su opinión, si quiere renovar o no?
Querer, pues como en casa no estoy en ningún sitio. Creo que la cosa está parada ahora mismo, pero no he hablado de ese tema. Pero yo estoy muy tranquilo, en ese sentido.
- La oferta del Granada, que intentó ficharte este verano, ¿cómo se la tomó?
Para mí es un halago, es bueno que lleguen ofertas por ti porque significa que algo bueno estás haciendo. Más de un equipo que acaba de bajar de Primera, como el Granada, pero no hubo dudas. Decidimos que lo mejor era continuar, que quiero estar aquí.
- Es de los más queridos de la plantilla, sobre todo de los más jóvenes. No sé cuántas camisetas habrá regalado ya.
Cada dos por tres me llaman de la oficina para decirme: "Kevin, mira, este mes vas a cobrar no sé cuántos euros menos", de tantas camisetas que regalo. Creo que tenemos este año seis o ocho camisetas para dar, ya luego hay que pagarlas, y ya se me han acabado. ¡Y he jugado dos partidos!
- Se hizo viral un gesto suyo muy bonito, cuando le regaló a un chaval una camiseta después de haberse comprado una falsificada por no tener dinero.
Estaba en mi casa con mi mujer, me metí en Twitter y lo vi. El chaval, el pobre, lo puso con muy buena intención y la gente se le echó encima, me dio mucha pena. Yo no lo hice con la intención de que se hiciera viral, lo hice de corazón.
- ¿Cómo lleva la fama? ¿Se le ha podido subir a la cabeza alguna vez?
Qué va, yo soy muy normal. Cada vez que puedo pararme para hacer las fotos que sea, me paro. Sin problema. Con los niños, cuando me esperan todos ahí afuera, me paro en un ladito y echo el tiempo que sea. Yo sé la ilusión que me hacía de pequeño el hacerme una foto con un jugador o que me dieran una camiseta. Yo intento hacerlos felices.
- Una anécdota que le define. Nos cuenta Juanfran Funes, entrenador del Atlético Malagueño, que en un play off en El Palo "Kevin se subió al balón con los dos pies, un regate como contra el Antequera, y todos los jugadores del Palo se fueron a por él. Tuvieron que detener el partido y el árbitro me dijo que lo cambiara, pero le dije que le había regañado pero que no lo cambiaba. Lo que más me gusta de él es su atrevimiento, la gente va al fútbol a divertirse y Kevin es de esos pocos jugadores que te levantan de la butaca". No es la primera vez ni será la última que hace esa filigrana, imagino.
Ese regate lo he hecho muchas veces y no lo hago con intención de vacilar. Hay gente que lo ve de una manera y de otra, hay gente que le gusta y otra que lo ve como una vacilada. Pero es mi juego, yo no lo veo así. Hice un recorte de rabona también. Yo lo haré cuando vea conveniente, y ya está.
- También hay otra en un ascensor en Huelva.
Ah, sí. Nos quedamos atascados en un ascensor por lo menos durante 40 minutos. Éramos Moussa, Larru, Bilal, Rober, Dani Lorenzo y yo. Fueron 40 minutos de risa, uno contando chistes, los cristales del ascensor ya empañados, todos muertos de risa... aunque fue un poco agobiante. Bueno, y Manu Molina y esa gente riéndose desde fuera y diciendo: "Me alegro, me alegro".
- Hablemos del ascenso. ¿Lo asimila ya?
Pufff, sí, ya sí. Al principio no lo asimilaba. Sin más, Larru y yo nos pusimos a ver los vídeos del ascenso el otro día en el avión y todos los pelos se nos pusieron de punta, te lo prometo. Qué pasada.
- ¿Cómo recuerda ese día?
Recuerdo el momento del pitido final y salir todos corriendo. O que en el banquillo, durante el partido, estaba a mi lado Murillo llorando cuando nos metieron el 0-2 y yo le decía: "Tranquilo, hermano, en cuanto metamos el 1-2 estamos dentro". Le decía eso, pero yo veía la cosa complicada también, pero tuve esa mijita de esperanza. Cuando metió Dioni yo ya sabía que una clara íbamos a tener, cien por cien. Lo tenía clarísimo.
- Y Antoñito Cordero obró el milagro.
El gol de mi Antoñito. Estaba atacadísimo en el banquillo, comiéndome las uñas. Yo se lo dije a Antoñito, cuando Roberto pegó el pelotazo a la grada cuando no nos echaban los balones y el árbitro paró el partido. Le dije: tú vas a meter el gol del ascenso.
- En la celebración en el aeropuerto empezó el show de Kevin con el megáfono.
Cuando llegamos a Málaga ya, flipas. Me puse como las motos, vi el megáfono y dije: tráelo para acá. Lo tenía clarísimo, estaba pensado desde que terminó el partido. ¿Si fue una encerrona lo de Tarragona? Es normal, es un categoría complicada, estaban en su campo y jugaron sus cartas.
- Fue épico. Lo tiene hasta tatuado.
El ascenso fue algo histórico y yo fui partícipe de ello, es un orgullo. Yo tengo tatuada La Rosaleda con un hueco en blanco que me dejé para ver qué pasaba este año, porque ahí me quería poner la fecha del ascenso, pero al final me hice medio brazo. Tengo tatuado el día de mi debut, el ascenso y La Rosaleda.
- Ahí le queda un hueco para otro, el de un ascenso a Primera...
Ojalá algún día, sería la ilusión de todos.
- ¿Dónde le gustaría verse de aquí a diez años?
Con el Málaga en lo máximo, jugando aquí la Champions. Pero luego el fútbol da muchas vueltas y un día estas arriba y otro abajo.
- Un mensaje a la afición.
Que lo que sí puedo asegurar es mucho trabajo, compromiso y estar unido con el equipo. Estoy trabajando para que lleguen goles y asistencias, si Dios quiere.