El fichaje de Ilkay Gündogan por el FC Barcelona es la primera gran operación que ha conseguido Joan Laporta en este comienzo de verano. Rechazó la oferta de renovación del Manchester City y el centrocampista aceptó un nuevo reto de la mano de Xavi Hernández. Sin embargo, una vez confirmado el traspaso, el presidente culé debe lidiar con el problema de inscribirle antes de que se le ponga en su contra.
Aunque el Barça está cuajando buenas compras como la del alemán o la de Iñigo Martínez, las salidas de los futbolistas que no cuenta para Xavi se están atascando bastante. Los más señalados en el club son Ansu Fati y Ferran Torres, que no quieren renunciar a sus contratos con la entidad culé y no están dispuestos a moverse en este mercado.
Mientras no se produzca ninguna marcha, el margen salarial no permite la inscripción de los fichajes que están confirmados y los que están por llegar, una preocupación a la que Gündogan no quiere arriesgarse y que se encargó de dejar por escrito en caso de tener que abandonar el Barcelona antes del cierre de mercado.
El fair play financiero es un problema que tiene muy presente los jugadores que firman con Laporta y, según informa The Athletic, el Barcelona está obligado a ingresar 50 millones de euros para que Gündogan sea inscrito en la plantilla culé. En caso de que no se consiguiese reunir estas cifras, el excitycen no solo se marcharía gratis, sino que el club culé tendría que pagarle el primer año de contrato, es decir, 10 millones de euros netos.
Un drama que supondría perder un campeón de Europa y un refuerzo de lujo para el centro del campo. Aunque el Barça confía en que podrá reunir el dinero necesario para inscribirlos, las salidas están en punto muerto y Laporta no debe descuidar de que se arriesga a perder jugadores y dinero si no consigue convencer a los prescindibles.