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Un día de derbi... en Nueva York

Álvaro Ramírez (New Jersey)

Ni la gente vivía solo para ese momento, ni el neoyorquino común, el de a pie, sabía realmente lo que ocurría a partir de las 13.30 horas, ni la ciudad estaba paralizada (es imposible en Nueva York, por otra parte) esperando el encuentro, ni en los taxis sonaban las retransmisiones, pero el caso es que este sábado hubo un derbi en Nueva York, un derbi futbolístico, con casi todos sus ingredientes habituales y con un ambiente realmente destacable y hasta sorprendente.

Cuando alguien piensa en Nueva York primero es difícil que a la mente pueda llegar algo relacionado con el fútbol. Pero si se da ese primer paso, también es complicado que se piense en Nueva York como la cuna de un apasionante derbi futbolístico. Pero, aunque evidentemente no llegue a las cotas de pasión de cualquier derbi europeo o español, va cogiendo color la rivalidad, va cogiendo color la pasión y va cogiendo color el ambiente, en este caso color azul por un lado y rojo por otro.
"Rojos juntos", es el lema del New York Red Bulls, que este sábado actuaba como local ante el New York City y jugaba en su estadio, el Red Bull Arena, situado en Newark, a una media hora de Manhattan. En el Red Bull Arena todo lo se intenta que sea lo más rojo posible, desde las luces hasta la contraseña del WIFI (redtogether). La intención, la obsesión, es empezar a identificar a la afición con esa pasión. "Rojo es el color de la pasión", reza una de las inscripciones del interior del estadio. Y aunque evidentemente tiene algo de artificioso en una liga tan joven (la MLS tiene 21 años) y en un equipo tan joven (23 años), poco a poco se va consiguiendo el objetivo, sobre todo a tenor de los visto en las gradas del Red Bull Arena este sábado en el derbi ante el New York City.

Interior del Red Bull Arena.

Quizás los enfados, las polémicas, no se prolonguen tanto como en un derbi en España. Una barbacoa en una explanada, unos perritos tras el partido y todo arreglado, o casi todo. Pero en el campo la pasión es cada vez mayor, hasta el punto de enfados de la grada con rivales o árbitros y lanzamiento de objetos. Es cuestión de que no se pegue lo malo en el fútbol americano, sino lo bueno. Y se le van pegando.
En el Red Bull Arena, por ejemplo, había este sábado un grupo importante de aficionados del New York City FC, un grupo importante que dio color en campo rival y que daba un ambiente auténtico. Además, el estadio registraba una muy buena entrada, más de tres cuartos, y la implicación de los seguidores era total, plena.
Quizás no se perciba el mismo halo de tensión/pasión que en un derbi español o europeo. Quizás no, seguro, pero sí que existe esa chispa que puede prender en rivalidad eterna. Por ejemplo, los cánticos ni de lejos tienen la carga histórica o sentimental que pueden tener en un partido de esta índole en España. Sin ir más lejos, uno de esos cánticos, el de los seguidores del NYCFC de Villa, era tan inocente o real como "dooooos a cerooooo", doooooos a ceroooooo". Así es, cántico de reproducción y eco del marcador. Y en español, porque evidentemente la hinchada, sobre todo del New York City FC, es muy latina, y su estrella española, claro, David Villa.
La forma de entender el deporte siempre será diferente en Estados Unidos, pero hay algunos ingredientes de los derbis clásicos europeos españoles que, sin ser iguales, sí que se han logrado asimilar
Pero eso son usos y costumbres que además tienen que ver mucho con la forma de vivir el deporte en Estados Unidos, también el fútbol. Con eso siempre habrá que contar, y un derbi como el de este sábado, que ganó el equipo visitante por ese 0-2 que cantaban los seguidores azules, será difícil que tenga la carga de los europeos. Sin ir más lejos, a medio partido, en el descanso, seguían entrando seguidores al partido. ¿La razón? Familias enteras, grupos nutridos, se agolpaban en explanadas cercanas en barbacoas, comidas, etc. La cultura del deporte como espectáculo es innegable, y en este derbi se retransmiten las jugadas de inmediato en el marcador y se tiran fuegos artificiales antes de comenzar el partido.
Pero eso sí, entendido como espectáculo, el fútbol de Estados Unidos es un espectáculo en su organización, y más en un derbi como el de este sábado. Atención a los aficionados, zonas VIP de extrema comodidad, ayuda y asistencia total a los medios de comunicación, entrada en el vestuario de los jugadores incluida para charlar con Villa, Pirlo o quien plazca, siempre que haya fotos en paños mejores al salir de la ducha, claro.
En eso este país es insuperable y esta liga, la MLS, va camino de tomar ese camino en el buen sentido, el de avanzar en sentido de espectáculo. El reto será avanzar en competitividad y, sobre todo, en pasión. Con derbis como el de este sábado, más allá del resultado, sí que se avanza en ese aspecto sentimental, aunque poco a poco. Mientras tanto, estructuras cada vez más grandes y organización impecable. Esto es América.

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