No habitó el Stade du Hainaut un público neutral, puesto que los aficionados germanos eran clara mayoría, pero sí supo la grada reconocer el talento de una futbolista rival.
Prácticamente todas las veces que Jennifer Hermoso intervino con el balón, 20.761 seguidores coincidieron. "¡Ooooh!", se oyó repetidamente desde todos los rincones de la mole de acero que rompe la coqueta arquitectura de Valenciennes.
La '10' de España intervino en el duelo ante Alemania donde más gusta, detrás de la punta. Por ahí se siente más intervencionista, con múltiples estímulos moviéndose ante sus ojos.
"La verdad es que fue un partido de los que mejor o más cómoda me pude sentir. El juego que pude hacer es el que venía imaginando mucho tiempo: Jugar entre líneas, intentar asociarme mucho más, estar más en contacto con el balón. Ayer, personalmente, me sentí más satisfecha que en otros partidos", dijo este mediodía a EFE.
Liberada de la responsabilidad de ejercer de '9', la madrileña pudo mirar atrás buscando algo de sosiego en las botas de Virginia Torrecilla y Silvia Meseguer.
También pudo botarse a un lado y reclamar algo de complicidad en el pie izquierdo de Alexia Putellas; y hacerlo al otro, para lanzar a la carrera a Lucía García o a Mariona Caldentey. Ante la selección de Alemania, Jenni Hermoso pudo asimismo contemplar el frente y explotar la verticalidad de Nahikari García, a imagen y semejanza de lo que hace Ludmila da Silva en el Atlético de Madrid.
"Tener una delantera como Nahikari, que fija mucho a las defensas, me crea más espacio a mí. Puedo tocar más el balón, relacionarme más con mis compañeras. Me deja más libertad", apuntó.
La futbolista más talentosa del fútbol español se siente más provechosa de ese modo y, habitualmente, la alegría de su juego coincide con el disfrute de los demás, sean el público o sus compañeras. "Estuve muy cerca de sentirme jugando en mi barrio, con mis amigos. Tuve la sensación de estar disfrutando, que es lo que quiero cuando juego al fútbol. A pesar de la derrota, el equipo jugó muy bien y yo pude disfrutar también. La sensación de haber dado todo me deja más tranquila", apostilló Hermoso.
Ella puso la luz, el toque y la pausa; tres elementos que extrañó la escuadra alemana dada la ausencia de su estrella, Dzsenifer Marozsan. La centrocampista alemana, nacida en Hungría, esquivó el embate sin pretenderlo al romperse un dedo del pie derecho.
"Hemos echado de menos a 'Dzseni', sí", reconoció en rueda de prensa Martina Voss-Tecklenburg, "porque ella en los momentos difíciles es una gran ayuda". "Sabe dar y recuperar el balón y además lo pierde poco. Nos habría ayudado, pero la situación fue la que fue", lamentó la preparadora germana.
Como no hubo pulso en Valenciennes entre dos jugonas, Jenni Hermoso atrajo todos los aplausos y los elogios. "Dentro del campo te olvidas de lo que hay fuera", cerró al ser preguntada por la reacción de la grada ante su fútbol.
"Alguna vez sí que escuché un poco al público, pero cuando estoy jugando no pienso más que en lo que está pasando en el césped y no me suele influir mucho", añadió durante la charla con EFE.
Sara Däbritz, sin embargo, le arrebató el trofeo a mejor jugadora del partido, que la española había recogido tras el triunfo (3-1) ante Sudáfrica.
Alemania tuvo en esta ocasión más hambre, más contundencia y el acierto que no tuvo La Roja. El talento de Jenni Hermoso no basta cuando la puntería escasea.
La exjugadora del Tyresö, el Barcelona y el París Saint-Germain se queda, sin embargo, con su propia evolución futbolística.
"Con respecto a la última Eurocopa he madurado bastante. Ahora soy más consciente de los tiempos de juego, de pausar más el balón cuando es necesario. Físicamente y emocionalmente me encuentro en un momento que hace dos años no lo tenía", explicó.
Con esa naturalidad asume también "ser un poco más la cara visible de España".