Silvia Meseguer no tiene agente, rehuye la fama y descuenta el número de entrevistas que le quedan por atender. "Después de esta", declara en un encuentro con EFE, "solo me queda una". Su actitud con respecto a su condición de profesional del fútbol resulta algo atípica en un momento en el que muchas de sus compañeras adaptan su porte al 'boom' que agita la disciplina.
Ella mantiene un perfil sensato. Se define para el público como jugadora del Atlético de Madrid y de la selección española, estudiante de Medicina y vecina de Hijar (Teruel).
Ya en la intimidad, se confiesa algo extraña con el nuevo envoltorio del fútbol femenino. "Todo lo que le rodea se parece cada vez más al masculino. Hay más dinero, más medios de comunicación, están las redes sociales... Todo eso no existía hace quince años, cuando yo empecé a jugar. A mí todo eso no me gusta. No me gusta ni llamar la atención, ni que me conozca la gente", observa la internacional española desde el poso que le da la treintena.
La aragonesa ha bebido los tragos más crudos del fútbol femenino en España. Creció, como la disciplina, desde el amateurismo. Entrenó al ocaso, en instalaciones absolutamente recatadas, sin derecho a médico ni a 'fisio'. A ella, de hecho, hace no tanto le resultaba insospechado "poder jugar en un estadio como el Wanda Metropolitano, ante 60.000 personas".
En el campo principal de la Ciudad del Fútbol de Las Rozas caben apenas 1.100. Es ahí donde Silvia Meseguer ubica su mejor recuerdo con la camiseta de La Roja, que ahora viste en el Mundial de Francia. "Me quedo con el gol contra Escocia de Vero Boquete. Meter un gol en el último segundo de la repesca y que ese gol te lleve a la Eurocopa por primera vez... Ese momento no se me va a olvidar nunca", proclama.
"Los otros dos serían cuando ganamos la Copa Algarve en 2017 y el primer gol del Mundial de Canadá, en 2015. Ver en las pantallas de aquel pedazo de estadio cómo Vicky Losada metía el primer gol fue impresionante", rememora Silvia Meseguer en una entrevista a EFE.
El contrapunto lo halla en los cuartos de final de la pasada Eurocopa. "El penalti que fallé no lo voy a olvidar. Lo tiré convencida, pero lo fallé. En ese momento no sabía dónde meterme. Ahora me preguntan si volvería a tirar un penalti y seguramente no me ofrecería a tirarlo. No estoy acostumbrada a hacerlo en mi equipo, no soy una especialista. En ese momento me atreví y lo fallé, sí. Lo acepto", resuelve.
Cuenta la centrocampista rojiblanca, renovada recientemente por el Atlético hasta 2022, que desde ese torneo "se ha visto una evolución más rápida". "Antes estábamos estancadas. No dábamos ningún paso hacia delante", lamenta, "y especialmente este último año ha habido un cambio radical".
"Yo no pensaba que iba a vivir esto en mi vida. He tenido la suerte de poder jugar con mi club en el Wanda, en San Mamés... Es verdad que no es nuestra realidad, pero lo hemos conseguido una vez y ahora las que vienen por debajo pueden soñar con eso, tienen ese objetivo de decir: 'yo también puedo conseguirlo'", celebra.
Los progresos futbolísticos han venido, en su caso, de la mano de sus progresos universitarios. Medicina y fútbol fue una combinación sacrificada durante años. Renunció incluso durante algunos meses al equipo nacional, tras la Eurocopa de 2017, para finalizar la licenciatura. "No fue una decisión difícil", reflexiona, "pero no tuve otro remedio".
"No tuve ni tiempo de pensar en lo que me iba a perder. Tenía tantas cosas que hacer con Medicina que no me dio tiempo a pensar. Ahora, echando la vista, atrás digo: ¡cuánto sacrificio para acabar la carrera! Realmente no tendría que ser así, pero yo creo que ha merecido la pena. He conseguido acabarla y ojalá sirva para que otras compañeras no tengan que hacer lo mismo", desea.
No se ve, sin embargo, jugando muchos años más. "No porque no pueda aguantar físicamente sino porque quiero dar un cambio. He invertido mucho en estudiar y me gustaría vivir otras cosas que ahora no puedo disfrutar. Me imagino mi vida después del fútbol y, de hecho, hay veces que me entra el agobio de decir: 'quiero tener esa otra vida ya'. Sé que todavía me queda mucho por estudiar, porque tengo que hacer el MIR y tengo esa presión. ¿Lo voy a conseguir? ¿No lo voy a conseguir? Me agobia un poco eso", confiesa.
España la necesita todavía vestida de corto y desempeñando un rol que "no es vistoso". "Para el espectador es mucho más fácil ver a las jugadoras que marcan goles, a las que son habilidosas con el balón. Yo eso no lo voy a hacer. No necesito el reconocimiento de la gente para sentirme contenta con lo que yo hago en el campo, ese trabajo sucio, de barrer en el centro del campo", dice orgullosa de lo que ofrece como '5'.
"En el campo mi mayor virtud es que soy sacrificada por el equipo. Fuera del campo, he tenido que serlo también para sacarme la carrera de Medicina. Así que, sí, eso es un poco el reflejo de lo que soy como futbolista", sentencia Meseguer.