El programa de cuartos de final del Mundial femenino de fútbol de Francia 2019 anuncia un nuevo orden: siete selecciones europeas desafían el reinado del combinado de Estados Unidos, el único superviviente a la pujanza del viejo continente.
Francia, Alemania, Inglaterra, Suecia, Noruega, Holanda e Italia exhiben la nueva fuerza del fútbol europeo. Tendrá, al menos, un representante en la final, algo que no sucede desde el año 2007, coincidiendo con la coronación germana.
El 7 de julio en Lyon aspira a confirmar el cambio de tendencia tras haber visto triunfar a Japón (2011) y Estados Unidos (2015) en las últimas ediciones del certamen.
Las mujeres futbolistas han emergido con fuerza en Holanda, Inglaterra, Francia o Italia, con cifras destacables en cuanto a audiencia y asistencia. El Mundial está corroborando su 'boom'.
Mientras Inglaterra se pregunta si esta es la mejor generación de su historia, Noruega -campeona en 1995 y subcampeona en 1991- se ilusiona con la posibilidad de recuperar su grandeza.
Solo una, sin embargo, podrá mantener esa afirmación tras abrir este jueves la ronda de cuartos de final en La Havre. La selección noruega viene de batir a la de Australia, en una agónica tanda de penaltis. La inglesa, de deshacerse de la camerunesa (3-0).
El cruce Noruega-Inglaterra es recurrente. Ambas se toparon en la fase eliminatoria del Mundial de Canadá 2015, en los octavos de final. Entonces se impusieron las Lionesses por 1-2, siguiendo su camino hacia el bronce. Las pupilas de Phil Neville parten, quizás, con más obligaciones al verse terceras en el ránking mundial.
En Noruega tienen ya la certeza de que su selección femenina ha despertado del mal sueño de la Eurocopa de 2017.
La última campeona tiene ante sí el que probablemente sea el reto más difícil que le podría plantear el certamen, ante la anfitriona.
El parisino Parque de los Príncipes se vestirá de gala el 28 de junio para acoger un duelo que tiene un cartel de final.
Puede considerarse, de hecho, una batalla anticipada por el título entre las dos grandes candidatas a ceñirse la corona el 7 de julio en Lyon. Ninguna de las dos convenció en sus respectivos compromisos de octavos de final.
La selección de Estados Unidos, tres veces campeona del mundo (1991, 1999 y 2015), salvó el embate ante el combinado español apoyándose en dos penaltis (2-1) convertidos por Megan Rapinoe, mientras que la escuadra gala necesitó llegar al minuto 107 de la prórroga para someter al conjunto de Brasil (2-1) gracias a un tanto de Amandine Henry. Ahora los grandes colosos americano y europeo se encuentran en cuartos de final.
El encuentro expulsará a uno u otro antes de lo previsto. En el caso de Estados Unidos, las internacionales quieren seguir en el torneo también por razones extradeportivas: todas mantienen una lucha contra su federación por un trato discriminatorio. Su capitana, Megan Rapinoe, va más allá. Es contraria a la política de Donald Trump y aseguró que no visitará la Casa Blanca si ganan.
Italia se ha convertido por méritos propios en la gran revelación del torneo. Su presencia en cuartos de final era inesperada, pero ofreció un alto nivel competitivo para liderar su grupo. En octavos de final apartó de su camino a la selección de China.
En cuartos de final se medirá sin complejos con el combinado de Holanda, vigente campeón de Europa.
La atacante del Barcelona Lieke Martens recuperó en la primera ronda eliminatoria el favoritismo que tuvo en la pasada Eurocopa. Metió los dos goles -el segundo de penalti, en el minuto 90- que permitió a la escuadra holandesa tumbar a la selección de Japón, campeona en 2011 y subcampeona en 2015.
Tras presentarse por primera vez en semifinales, la 'oranje' busca un lugar en una de las semifinales.
Por historia, el Alemania-Suecia es un partido de gran atractivo. El bando germano, no obstante, celebró la primera de sus dos conquistas mundialistas a costa del conjunto nórdico en el año 2003.
Ambos protagonizaron igualmente la última final olímpica. En Río de Janeiro, en 2016, Alemania capturó su primer oro en unos Juegos.
Desde entonces se sumergió en un proceso de inestabilidad y reconstrucción, coincidiendo con la partida de Silvia Neid.
Martina Voss-Tecklenburg, en el cargo desde el pasado mes de enero, tiene la difícil misión de recuperar la época dorada de la selección alemana. Suecia es una gran prueba, con Dzsenifer Marozsan ya recuperada de la fractura que sufrió en el dedo de un pie en el primer compromiso de la fase de grupos.