El Mundial de Francia 2019 ha marcado un antes y un después en el fútbol femenino. Lo hizo la selección española al sumar su primera victoria en un Mundial y al conseguir un histórico pase a octavos, en el que cayó frente a Estados Unidos, con un seguimiento inédito. Y lo hicieron el resto de equipos al conseguir una repercusión abismal: la audiencia global ha superado los 1.000 millones de telespectadores y la ocupación media de los estadios ha rondado el 74%. Más de un 1.1.600 entradas vendidas
Durante este mes el fútbol femenino ha adquirido una nueva dimensión, liderada por las grandes favoritas del torneo: Estados Unidos. La gran potencia norteamericana sigue estando un paso por delante y su nivel de repercusión es inigualable. Su impacto es tal que, según confirmaron Mark Parker -CEO de Nike- y Heidi Burgett -directora senior de la marca-, la camiseta de la selección estadounidense ha sido la más vendida de la historia en una sola temporada tanto de equipos masculinos como femeninos.
Pero el Mundial va mucho más allá de lo que reflejan los números. La tierra de la Liberté, Égalité, Fraternité se presentaba como la gran oportunidad de reivindicar el gran crecimiento del fútbol femenino y dar un paso definitivo hacia la igualdad. Y ellas han cumplido con su prometido.
Han elevado el nivel y han alzado la voz para que el mundo entero tome conciencia de la desigualdad que viven. Comenzó con la renuncia de Ada Heberberg, actual Balón de Oro, a competir con Noruega por no tener un trato igualatario con respecto al equipo masculino. Le siguió Marta Vieira con sus botas teñidas de negro y sin marca comercial en muestra de respecto. Y alcanzó su máxima expresión con Megan Rapinoe y su lucha constante por la igualdad salarial.
El esfuerzo de todas ellas no ha sido en vano. El grito de los aficionados estadounidense al terminar la final ante Holanda de "igualdad salarial" hace presagiar que el cambio parece estar un poco más cerca. El Mundial de Francia solo ha sido el primer paso real de todo el cambio que está por llegar. Ya solo queda seguir trabajando en el después.