Tras la cita en Brasil, la Copa del Mundo volvió a Europa. Fue concretamente Suiza, país que se mantuvo al margen en la Segunda Guerra Mundial, quien lo acogería. El país, fuerte económicamente y con sus infraestructuras intactas (al no ser destruidas por la guerra) por fin ganó una candidatura, tras presentarse sin éxito al anterior por la falta de estadios donde jugar. También se eligió el país transalpino al estar en Zúrich la sede de la FIFA, que cumplía su 50 aniversario.
La cita contaría con 16 equipos, divididos en cuatro grupos de cuatro países. Por primera vez se celebraría una eliminatoria en Asia, que ganaría Corea del Sur. También se hizo en Sudamérica, cuyas selecciones, hasta ahora, solo habían participado mediante invitación o por renuncia de otras. Los grupos se repartieron así: En el 1 se enmarcaron Brasil, Yugoslavia, Francia y México; en el 2 coincidieron Hungría, Alemania Federal, Turquía y Corea del Sur; en el 3 cayeron Uruguay, Austria, Checoslovaquia y Escocia; y en el 4, Suiza, Inglaterra, Italia y Bélgica. Por primera vez avanzarían de fase los dos primeros de cada grupo, para jugar una fase de eliminatoria directa.
El título se lo jugarían Alemania Federal, tras eliminar a Yugoslavia y Austria, y la Hungría del ‘Equipo de Oro', dejando a Brasil y Uruguay por el camino. El partido, disputado en el Wankdorfstadion de Berna, tuvo un ritmo altísimo desde el principio. A los 10’ el partido ya iba 1-2, tras el 0-1 en el 6’ de Férenc Puskas, capitán y estrella magiar, el 0-2 de Zoltán Czibor en el 8’ y el 1-2 del germano Max Morlock. A los 18’ Alemania Federal empató por medio de Helmut Rahm. El empate se mantuvo hasta el 84’, momento en el que el propio Rahm anotó el 3-2 definitivo que le dio el Campeonato del Mundo a los alemanes.
Este partido se conoce en el mundo del fútbol como el ‘Milagro de Berna’. Hungría era la gran favorita para alzarse con el título, dada una racha de 33 partidos consecutivos invicto. Además, contaba con estrellas de la época como Czibor, Kocsis, Grosics y el propio Férenc Puskas, amén del mítico Guzstav Sébes como seleccionador. Alemania Federal, por su parte, se encontraba sumida en plena posguerra.
Con una Bundesliga aún no profesionalizada, el equipo que enviaron al Mundial de Suiza era totalmente amateur. De hecho ya se enfrentaron en la fase de grupos, en la que Hungría endosó un 8-3 a los germanos. La sorpresa en Berna fue vista, desde el punto de vista emotivo y social, como una inyección de moral para el pueblo germano.
No obstante estudios posteriores sobre el dopaje en el deporte alemán desde los 50 han insinuado que aquella selección de Alemania Federal disputó aquella final bajo los efectos de la pervitina y la metanfetamina, consumiéndolas por vía intravenosa. Así lo reconocía Puskas en declaraciones posteriores al partido, en las que afirmó que “Hungría es el campeón moral”.
Campeón: Alemania Federal.
Subcampeón: Hungría.
Goleador: Sándor Koscis (Hungría, 11 goles)
Curiosidades: en este Mundial se produjo el ingreso de las televisiones en el mundo del fútbol. La cita fue emitida en 8 países diferentes, cuota que se fue incrementando en las posteriores ediciones.