Alemania volvió a acoger un Mundial en 2006, tras celebrar el de 1974. La renovación de las infraestructuras, empezando por el Allianz Arena, estadio inaugural, fue mayúscula, y a nivel de aficionados, el ambiente que rodeaba a la cita es uno de los más especiales que se recuerdan. No en vano, el lema de la FIFA para esta cita fue “el mundo entre amigos”.
Esta cita estaría marcada por el anuncio de Zinedine Zidane de retirarse tras la disputa de este torneo. Francia, con una generación cargadísima de talento, sería la gran favorita, junto a Italia y Alemania, anfitriona y subcampeona. España, que hizo un buen papel en la fase de grupos, se encontró en octavos con los franceses, que remontarían el gol de David Villa en la primera parte con tantos de Ribéry, Vieira y Zidane en la segunda mitad.
En las semifinales Francia se enfrentaría a Portugal, con mucho talento entre sus filas. Figo, Cristiano, Deco y Pauleta sucumbieron ante los galos con un gol de penalti de Zidane. Pero el plato fuerte estuvo en la otra semifinal: el Alemania-Italia. Un partido cargado de ocasiones y un fútbol muy vertical por parte de los dos equipos. Gianluigi Buffon y Jens Lehmann tuvieron que emplearse a fondo para mantener a sus respectivas selecciones en la lucha. Totti, Klose, Camoranesi, Podolski, Pirlo… ninguno pudo evitar que se fuera a la prórroga.
A punto de acabar el tiempo extra, a Pirlo le cayó un balón en la frontal a la salida de un córner. Con la pausa que le caracteriza, el 21 filtró un balón a Fábio Grosso, héroe inesperado al clavar, con pierna izquierda hacia el palo largo, el gol que aventajaba a Italia. De hecho la Azzurra aprovechó el golpe anímico y, en un contragolpe, Gilardino cedió a Alessandro Del Piero para que anotara el 0-2 definitivo.
Dos selecciones con unas generaciones de talento casi irrepetibles. Ambas cargadas de jugadores de época. De un lado los Buffon, Materazzi, Cannavaro, Grosso, Pirlo, Totti o Del Piero. De otro, Barthez, Sagnol, Thuram, Abidal, Vieira, Zidane o Henry. Y una final de época por delante en el Estadio Olímpico de Berlín.
El partido empezó muy abierto. Ya en el 7’, tras varios acercamientos, Materazzi derribó a Malouda dentro del área. El árbitro decretó la pena máxima, que Zinedine Zidane transformó a lo Panenka ante Gianluigi Buffon. Diez minutos después el propio Materazzi remató de cabeza un córner botado por Pirlo para poner el 1-1. Desde ahí, ambas selecciones hicieron una demostración de poder ofensivo y fiabilidad defensiva a partes iguales. El partido se marchó a la prórroga… y entonces ocurrió lo que todos recordamos.
Zidane y Materazzi se encararon, y el francés propinó un cabezazo al italiano, que provocó su expulsión. Francia cayó en los penaltis e Italia se proclamó campeona del Mundo por cuarta vez. El último momento de la carrera como jugador de ‘Zizou’ fue su expulsión en la final de una Copa del Mundo. De hecho, como posteriormente se supo, este hecho le costó la consecución del Balón de Oro, que acabó levantando Fábio Cannavaro ese mismo año. Una mancha imborrable en la carrera de éxitos de uno de los mejores jugadores de todos los tiempos.
Campeón: Italia
Subcampeón: Francia
Máximo goleador: Miroslav Klose (Alemania, 5 goles)
Balón de Oro: Zinedine Zidane (Francia)
Curiosidades: El partido entre Portugal y Holanda de este Mundial está considerado el partido con más tarjetas de la historia de los Mundiales. El colegiado ruso Valentin Ivanov sacó 16 j tarjetas amarillas y expulsó a cuatro jugadores: Boulahrouz y Van Bronckhorst en Holanda, y Costinha y Deco en Portugal.