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El infierno ruso de Thiago Silva

Rostov (Rusia), 16 jun .- Un auténtico infierno. Así es como recuerda el brasileño Thiago Silva su paso por Rusia, país donde el cotizado central inició su carrera en Europa con solo 20 años, ya que contrajo tuberculosis y estuvo a punto de morir.

"Entrenó varias semanas con el equipo, pero no llegó a jugar ni un solo minuto", comentó a Efe un portavoz del Dinamo Moscú, el histórico club ruso donde el brasileño recaló a principios de 2005.

Silva dio el salto a Rusia con la vitola de ser uno de los defensas con más futuro del fútbol brasileño de la mano del legendario técnico ruso Oleg Romantsev.

En realidad, Silva fichó por el Oporto, pero como no dispuso apenas de oportunidades para demostrar su valía, fue cedido al club ruso.

El nuevo propietario del Dinamo, Alexéi Fedorichev, se proponía convertir el club en un equipo campeón como en los tiempos del legendario Lev Yashin, la "Araña Negra".

Para ello, para lograr un título que se resistía desde hacía treinta años, desembolsó una fortuna para contratar a Silva y a otros jugadores del Oporto como Maniche, Costinha, Seitaridis y Derlei, y a Danny del Sporting Lisboa.

Los que le vieron entrenar entonces aseguran que nunca habían visto un central como él en su vida.

"Nada más verlo ya te dabas cuenta que estabas ante un portento", comentó a Efe Vasili Frólov, nieto de Lev Yashin y entonces portero del Dinamo.

En mayo Romántsev fue destituido y, aunque después del equipo se hizo cargo un técnico brasileño, Ivo Wortman, ya era demasiado tarde para Thiago Silva.

"Contrajo la tuberculosis y tuvo que ingresar en el hospital. Estuvo mucho tiempo convaleciente", rememora el portavoz del club ruso.

El brasileño llegó a Rusia en invierno, por lo que las temperaturas eran muy bajas y recuerda que nada más llegar cayó enfermo.

Había pasado sólo un mes y ya estaba claro que el jugador que había impresionado en el Juventude brasileño sufría una grave enfermedad, lo que obligó al club a separarle del resto de jugadores de la plantilla, que fueron sometidos a un sesudo examen médico.

El equipo médico informó al cuerpo técnico que Silva tenía una enfermedad grave y los peores presagios se confirmaron cuando fue ingresado en una clínica lisboeta: Thiago sufría tuberculosis.

La había contraído casi un año antes de desembarcar en Moscú y, según confesó el propio jugador, los médicos le dijeron que si llegan a pasar dos semanas más podría haber muerto.

Finalmente, tras una dura recuperación en la que estuvo aislado del resto de pacientes, abandonó el Dinamo sin haber disputado un solo minuto y fichó por el Fluminense.

"El club le puso la cruz y le condenaron para siempre", señaló la fuente del Dinamo.

Silva acabaría triunfando en Brasil, lo que le granjeó una convocatoria con la selección, y después ficharía por el Milán, donde ganaría la liga italiana e iniciaría una brillante carrera que le llevó al PSG.

El brasileño reconoce que no ha olvidado esos trágicos momentos de su vida, pero le han ayudado a afrontar situaciones difíciles y a ser más fuerte que antaño.

Ahora, Thiago ha vuelto a Rusia, pero como líder de la defensa de uno de los grandes favoritos para lograr el título mundial y las penurias que pasó en el Dinamo ya son cosa del pasado.

Los aficionados brasileños esperan que el nuevo Thiago Silva les permita redimirse del humillante 7-1 encajado hace cuatro años contra Alemania y les conduzca a su sexta corona mundial.

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