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La picadura de la roja

J.L.

No es un secreto para cualquier informador que los futbolistas son egoístas. Como el ser humano en general, pero un poquito más. Tienen la capacidad de pensar sólo en ellos y, quizás por eso, no ha pasado nada porque hayan echado a Lopetegui... o sí. El ambiente antes parecía bueno, pero es que ahora es espectacular. La cosa ha mejorado. No entiendan esto como una crítica. Siempre ha sido así y no cambiará. Ellos, al final, están acostumbrados a estas cosas y relativizan todo.

Como prueba de ello, el vídeo que acompaña esta noticia. Cualquier momento del entrenamiento es aprovechado por estos chicos para montar una fiesta, y eso es muy bueno porque hacía falta. Las piernas pesan, la presión es brutal y no todos tienen por qué ser amigos íntimos, aunque ahora lo parezcan.

Así las cosas, este grupo, que si tiene el día contra Irán va a soltar amarras definitivamente, ha superado la marcha de un entrenador, las dudas iniciales, la exhibición de Cristiano Ronaldo y seguro que supera los problemas de De Gea y el debate de la portería. Sólo hay un enemigo con el que no puede: Los mosquitos. Son grandes, voraces y se cuentan por miles. Están en el césped de la Academia del Krasnodar, en los alrededores de la misma y en todas las calles de la ciudad, más si cabe cerca del hotel en el que nos alojamos, junto al río.

Más de uno ha tenido que medicarse para superar las enormes ronchas y las molestas picaduras, mayores, sin duda alguna, que las que nos puedan hacer los iraníes y los marroquíes. Los que picamos somos nosotros, y para eso no hay medicina que valga.

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