Rostov (Rusia), 20 jun .- Era un anfitrión sin ilusión, objeto de las burlas de sus propios aficionados y ahora es el primer clasificado para octavos de final. Han apeado a Salah del Mundial y han marcado ocho goles en dos partidos.
Si la paliza a Arabia Saudí en el partido inaugural fue un golpe de suerte (5-0), lo que ayer ante Egipto (3-1), que está dirigido por el argentino Héctor Cúper, un maestro del trabajo defensivo, ya no puede ser fruto de la casualidad.
Ahora, de un día para otro, nadie quiere ver ni en pintura al equipo anfitrión en los octavos de final, especialmente España y Portugal, los grandes favoritos a ocupar los dos primeros lugares en el Grupo B.
Además de contar con el apoyo de la hinchada local, Rusia tiene tres jugadores que están en un estado de forma impresionante: Alexandr Golovín, una de las grandes promesas del fútbol europeo; el gigantón Artiom Dzyuba y el futbolista del Villarreal Denís Cheryshev, máximo artillero del torneo por ahora con tres goles, los mismos que Cristiano Ronaldo.
El caso es que los amistosos no invitaban al optimismo, más aún cuando el seleccionador, Stanislav Cherchésov, había establecido un nuevo récord negativo de siete partidos consecutivos sin ganar.
Pero el técnico ha dado un golpe de timón. Primero dejó fuera de la convocatoria a vacas sagradas como Denís Glushakov y después, en el último momento, renunció a su credo de jugar con cinco defensas, algo impensable hasta hace solo unas semanas.
Además, perdonó a Dzyuba, con el que había tenido más de un roce, después de un año de ausencia de la selección y pese a haber sido descartado por el técnico del Zenit, el italiano Roberto Mancini.
Para sorpresa de la prensa rusa, el técnico ha demostrado tener cintura. Este martes no tuvo inconveniente en sentar en el banquillo a Fiódor Smólov, la estrella del equipo, que está en un alarmante bajo estado de forma.
Dzyuba, que ya había marcado contra los saudíes, le respondió con un gran partido y un gran gol.
La explosión de Golovín se veía venir desde hace tiempo en el CSKA, pero Cherchésov le ha dado galones, pese a sus 22 años recién cumplidos.
Había apuntado maneras en la Copa Confederaciones y en la Liga Europa, pero la madurez que ha demostrado en los dos primeros partidos mundialistas ha sorprendido a todos.
Sus muchos pretendientes, empezando por la Juventus, el mejor colocado para hacerse con sus servicios, ya se frotan las manos ante el nuevo Pável Névdev, con el que comparte el ser casi ambidiestro y ser capaz tanto de atacar como de defender.
Aunque el mayor éxito de Cherchésov, puede ser fruto de la casualidad, ya que, aunque convocó a Chéryshev después de dos años sin vestir la camiseta nacional, el jugador del Villarreal saltó al campo en el primer partido sólo tras la lesión de Dzagóev.
Ahora, ya nadie se atreve a discutir la titularidad del jugador criado en la cantera del Real Madrid, ya que ha sido uno de los mejores jugadores de su equipo y, tras marcar un doblete contra los saudíes, volvió a anotar un gol decisivo.
Una zurda de seda y un magnífico disparo siempre los tuvo, pero las lesiones habían truncado una carrera que apuntaba muy alto. Serán cosas del destino, pero Denís dejó de lesionarse justo antes del Mundial. Rusia le está inmensamente agradecida.
También acertó el técnico con Gazinski, el pulmón del Krasnodar que sólo había sido una vez internacional antes del Mundial y que ha solucionado los problemas de Rusia en las labores de destrucción.
La defensa, la línea más frágil del equipo eslavo, también se ha mostrado muy segura con un Ignashévich impecable a sus casi 39 años y un Kutépov, habitualmente muy fallón, pero que ha cumplido su papel a la perfección.
Mención aparte merecen por sus incansables subidas por las bandas Mario Fernandes, el brasileño nacionalizado ruso que en su momento estuvo en la órbita del Real Madrid, y el veterano Zhirkov, que se enfrentó a España en las semifinales de la Eurocopa de 2008.
Pero el mayor logro de Cherchésov es haber clasificado a Rusia para los octavos de final por vez primera en su historia. Mostovói y Karpin lideraron una gran generación postsoviética, pero nunca superaron la primera fase de una Copa Mundial.
Los rusos ya sueñan con Cristiano Ronaldo y con Iniesta, aunque aún deben enfrentarse en la última jornada a la Uruguay de Luis Suárez y Edinson Cavani, partido que determinará quién será primero en el grupo A.
Como antecedente, los rusos empataron en noviembre pasado en San Petersburgo con España (3-3), un encuentro amistoso en el que Smólov marcó dos golazos y los discípulos de Cherchésov merecieron ganar.