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Aspas rescata a una España sin norte

Ramos festeja con Aspas el segundo gol de España a Marruecos.
Periodista desde 2000. Fundador de ElDesmarque.

España está en octavos de final, como primera de grupo y con Rusia de rival el domingo a las 16.00, lo mejor que podía pasar a priori. No cabía un escenario mejor viendo el grupo de España y, sobre todo, el devenir de un torneo que ha plagado de obstáculos un lado del cuadro y despejado bastante el otro. Esa es la parte feliz, el análisis más objetivo que se puede hacer del resultado de estos tres primeros partidos en Rusia, porque el otro, el futbolístico, es muy distinto. España está mal, despistada, sin norte, defiende mal y ataca de forma mediocre, demuestra muchos nervios, más inseguridades y tiene demasiados futbolistas con la cabeza en otra parte. España ha sido primera como podía haber sido tercera. De hecho, durante algunos minutos, España temió lo peor, el desastre no estuvo tan lejos. 

España no parecía haber salido mal. Si acaso, un poco sorprendida por la agresividad inicial de Marruecos, que buscaba el choque siempre y que se encontraba, a los 14 minutos, con un regalo impropio de dos jugadores de la talla de Iniesta y Sergio Ramos que, en una falta de entendimiento en el centro del campo, permitían encarar a Boutaib la portería de De Gea para batirlo por debajo de las piernas haciendo el 0-1. Cuarto gol encajado en este Mundial en otros tantos tiros sobre la meta española.

Afortunadamente, el autor del 'gol de todos' no tardaría en arreglar su error dibujando una pared perfecta con Diego Costa, ganando la línea de fondo y regalando, esta vez sí a uno de rojo, a Isco, el empate para tranquilizar los corazones españoles. Sin duda, una de las jugadas del Mundial hasta la fecha. No había durado ni cinco minutos el marcador en contra.

Poco después llegó otro susto enorme en un ¡saque de banda!, tras otra falta de concentración enorme de la selección española, que permitió a Boutaib volver a plantarse sólo delante de De Gea que, a pesar de esperar muy atrás, esta vez sí le ganó la partida al delantero africano.

A partir de ahí el partido entró en una fase de dominio claro español, sin demasiadas ocasiones claras más allá de un cabezazo de Busquets que se marchó alto, y de extrema dureza de los marroquíes, que en apenas diez minutos vieron hasta cuatro tarjetas amarillas. Sólo Iniesta, en otro jugadón individual, creó peligro sobre la meta de Monir en la última jugada del primer tiempo, pero Diego Costa no llegó por escasos centímetros al balón servido por el de Fuentealbilla.

Si mediocre fue el arranque del primer tiempo, peor fue el del segundo, repleto de fallos posicionales, nervios y con Marruecos generando más. La banda derecha de Carvajal y Silva seguía sin generar llegadas y la izquierda perdía intensidad conforme el centro del campo se iba descomponiendo. Así las cosas, Amrabat estrellaba un balón en la cruceta con un disparo espectacular que bien mereció haberse colado en la meta española. España reaccionó a este susto y volvió a ponerse mandona, generando una jugada por la derecha que acabó rematando Isco de cabeza... el balón se colaba cuando apareció para salvar Saiss a su equipo bajo palos. Como resultado, córner rematado también de cabeza por Piqué que se marchaba fuera por muy poco.

Era el minuto 62 y España necesitaba en ese momento al menos un gol para superar a Portugal en el grupo. Pero los nervios, la tensión y el agarrotamiento no se habían ido. Iban a más, como el mal juego a pesar de la entrada de Asensio y Aspas, de ahí que no fuese una sorpresa el gol de En-Nesiry en un saque de esquina, superando en el salto a Ramos y poniendo la pelota en la escuadra con apenas nueve minutos por delante para que España pudiese empatar. El desastre sobrevolaba las cabezas de todos los españoles. Estaba lejos, porque España tenía que encajar otro tanto e Irán podía empatar, pero no ocurrió.

Lo que sí llegó fue el gol de Aspas de tacón, VAR mediante, para sacar al menos el empate en medio de un lío tremendo en los banquillos, con marroquíes queriendo agredir a Reina y algunos espectadores africanos tirando objetos al campo. Y al mismo tiempo, el gol de Irán como un regalo del cielo para cerrar la primera plaza, para mandar a España a Moscú, a la capital del Mundial, para jugar con el equipo local. Una buena España miraría el partido con mucho optimismo, se sentiría superior, pero esta...

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