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Saransk enloquece con Cristiano

Saransk (Rusia), 24 jun .- Saransk, una ciudad absorbida por el sosiego y de excesiva tranquilidad, lleva horas enloquecida, sobresaltada con la llegada de Portugal y de su estrella, Cristiano Ronaldo.

Pocas veces esta localidad, donde un día de diario parece festivo por la limitada agitación en sus calles, está desconocida. La condición de sede ha trastocado la rutina de los vecinos de esta ciudad, capital de la República de Mordovia. Más aún ahora, con invasión de aficionados de Irán y de Portugal para la disputa de un partido con la clasificación en juego.

Irán es uno de los países que ha puesto el fútbol de oriente medio en el mapa futbolístico. De hecho su eventual pase a la siguiente ronda puede ser algo histórico.

Rusia 2018 cuenta con seguidores de todas partes. Pero la presencia de iraníes ha llamado la atención. El fútbol forma parte de sus pasiones. La fuerza del conjunto de Carlos Queiroz ha multiplicado el seguimiento de este deporte en un país permanentemente ansioso por crecer, por progresar, por hacerse ver en occidente.

La presencia de aficionados iraníes dobló, al menos, la asistencia a Saranks de portugueses. Así fue, especialmente, en los alrededores del estadio. Y se hicieron notar.

Cientos de hinchas se citaron enfrente del hotel de Portugal. Un flamante edificio, inaugurado hace dos meses, para el Mundial, ubicado en la avenida principal de la ciudad. Cerca de la plaza Millenium donde hay instalada una 'fiesta de fans', comercial, y de moda.

Confirmada la presencia de la selección lusa, que llegó a Saransk el mismo domingo, víspera del choque, los aficionados iniciaron su particular fiesta al inicio de la madrugada. Cánticos, tambores, bailes, trompetas. Todo lo que sonara. Cuanto más ruido mejor. El jolgorio fue exagerado. Inédito en esta ciudad que provocó un espontáneo efecto llamada.

El ruido fue tal que los seguidores de Irán lograron su objetivo. Molestar el descanso de los jugadores de Portugal. Especialmente el de Cristiano Ronaldo.

El jugador del Real Madrid se dejó ver en la ventaja de su habitación. Miró el espectáculo y pidió, con buenas maneras, que bajaran el ruido, que silenciaran. Que tenían que dormir y necesitaban descansar. La imagen, tomada por una televisión de Portugal, fue significativa.

Suele ser habitual que estas maniobras no tengan la respuesta esperada. Los hinchas, de fiesta, le aplaudieron. Le ovacionaron. Pero no callaron. Es más, esperaron a que el astro portugués volviera a aparecer por su balcón. No lo hizo. Los iraníes siguieron con el ruido, con el jolgorio. Hasta que su fuerza se apagó y Portugal pudo encontrar el descanso.

La expedición portuguesa ha apurado el tiempo para llegar a Saransk. Desechó la posibilidad de entrenar, tal y como oficialmente está estipulado por la FIFA, en el estadio del partido, el Mordovia Arena. Lo hizo en su cuartel general, a 60 kilómetros de Moscú. Y por la tarde partió al lugar del encuentro. Pepe y el entrenador, Fernando Santos, tuvieron un paso fugaz por el lugar del choque para dar la rueda de prensa oficial.

Instalados en su hotel, apura las horas para afrontar un choque vital para sus aspiraciones en el Mundial. Cientos de curiosos, que durante las últimas horas maquillan el asfalto de la ciudad, esperan la salida del autocar hacia el estadio. Será una vista efímera y fugaz. En Saransk está Cristiano.

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