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Brasil ganó su primer título con camisetas "made in Sweden"

Molestos, los responsables de la delegación brasileña no asistieron por considerar que era un gesto de descortesía impedir que los visitantes mantuvieran su equipación principal.

Sin ellos, el sorteo se cumplió. Ganó Suecia.

Quedaba a los brasileños definir qué color de uniforme usarían ese 28 de junio: ¿blanco, verde o azul?

El blanco fue reprobado por mayoría absoluta ya que era el color de la camiseta símbolo del desastre ocurrido al equipo que ocho años antes jugó en Río de Janeiro la final del Mundial de 1950. La misma que pasó a la historia como 'el Maracanazo'.

El azul fue aprobado por todos porque, entre otras cosas, es el color del manto de Nuestra Señora de Aparecida, la patrona de los católicos brasileños.

Había un problema. Las camisetas azules ya habían sido utilizadas en entrenamientos y no parecía digno emplearlas para jugar una final que podría depararles el primer Mundial de la historia.

La solución estuvo en una tienda de ropa sueca encontrada en los alrededores del hotel donde estaban hospedados los brasileños.

Titánica fue la labor de los integrantes de la delegación, pues sin mucho cuidado estético destrozaron las camisetas originales para retirar los escudos y los números, y a continuación coserlos en las prendas 'Made in Sweden'.

Si el público que asistió a los graderíos del Estadio Råsunda no notó la maniobra, en la cancha los primeros minutos fueron de cómica confusión para los brasileños pues, acostumbrados a vestir de amarillo, sus pases iban servidos generosamente a los suecos.

Tal era el lío que, producto de una mala entrega, a los cuatro minutos Nils Liedholm ya puso en ventaja a los locales. Hasta que los Pelé, Vava, Garrincha...entraron en acción para poner orden.

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