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De Pertini a Macron: la euforia de los presidentes

Juan José Lahuerta

Madrid, 16 jul .- Emmanuel Macron, presidente de la República francesa, protagonizó un par de imágenes icónicas durante la final del Mundial que dieron la vuelta al globo. No ha sido el único. A lo largo de la historia del torneo, muchos grandes dirigentes consiguieron ser protagonistas por sus gestos en los triunfos de sus respectivas selecciones.

El dirigente galo vivió una jornada muy emocionante en Moscú. La victoria de Francia por 4-2 ante Croacia, logró sacar las pasiones de un hombre que atrajo los focos en dos momentos concretos de la tarde.

Primero, con una efusiva celebración de uno de los goles del conjunto de Didier Deschamps. La captó un fotógrafo del equipo de Vladimir Putin en el palco y congeló a Macron de pie celebrando un tanto con sus dos brazos en alto. A su lado, la presidenta de Croacia, Kolinda Grabar-Kitarovic y el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, permanecían petrificados.

Después, en la entrega de premios, y ya sobre el césped, la lluvia proporcionó a Macron la segunda imagen icónica de la jornada. Un torrente de agua cayó sobre el césped del estadio de Luzhniki y, sin un paraguas que le protegiera, al contrario que Putin, fue dando abrazos a sus jugadores de ambos equipos calado hasta los huesos.

Macron, el presidente campeón, acaparó muchos de los focos de un acontecimiento que para el mundo una vez cada cuatro años. Pero ha habido otros. La historia ha dejado otras celebraciones históricas a lo largo de los años que no han decepcionado.

Una de ellas, por su emoción, la protagonizó Sandro Pertini en el palco del estadio Santiago Bernabéu durante la final del Mundial de España 1982. El presidente de la República italiana no pudo contener su emoción cuando el combinado transalpino ganó la final a Alemania.

Si sobre el césped emocionó la mítica celebración de Marco Tardelli, con una carrera y unos gritos inolvidables en su gol, en la zona noble del estadio, el anciano Pertini, consiguió una foto icónica como la de Macron.

En aquellos días, España disfrutaba de su incipiente democracia, la "Movida" madrileña era una realidad y el alcalde de la capital, Enrique Tierno Galván, era un hombre entrañable. Como Pertini, que aquel día, con 86 años, enterró definitivamente a Benito Mussolini del fútbol.

El último Mundial que ganó Italia lo hizo bajó el mando del dictador en 1938. Desde entonces, y hasta 1982, no había conseguido repetir la hazaña de ganar la Copa del Mundo. Los gestos de Pertini, saltando feliz por los goles de Rossi, Tardelli y Altobelli, se quedaron para siempre en el imaginario del planeta fútbol.

Como Macron y Pertini, otro hombre que se emocionó fue Jacques Chirac en el Mundial que organizó su país en 1998. El entonces presidente de la república francesa pasó un buen rato junto a sus jugadores.

Fue uno de los que más disfrutó de un triunfo que él mismo denominó como el de una Francia "tricolor y multicolor". Si su rival político de ultraderecha Jean Marie Lepen no quiso celebrar nada, él sí lo hizo y también con foto: en el estadio de Saint Dennis, en el palco y con la bufanda "bleu" rodeando su cuello, abrazó efusivamente a Didier Deschamps y a Laurent Blanc. No decepcionó.

Tampoco lo hicieron los actuales reyes de España, Felipe VI y Letizia Ortiz, que en Sudáfrica 2010 eran todavía príncipes de Asturias. Los dos vivieron con una preciosa efusividad el tanto de Andrés Iniesta a Holanda en la prórroga de la final.

Cuando la pelota besó la red del conjunto holandés, saltaron, se abrazaron entre ellos y con Jaime Lissavetzky, secretario de Estado para el Deporte, y gritaron un gol eterno que aún recuerdan muchos españoles ocho años después.

La penúltima gran celebración antes de la icónica de Macron la protagonizó Angela Merkel en Brasil 2014. La vivió de forma parecida a Felipe VI y Letizia, con un agónico tanto en la prórroga de Mario Götze a Argentina. La Canciller Federal de Alemania fue la única de todo el palco que se levantó y lo hizo con los brazos en alto gritando el acierto de su jugador.

Un ciclo mundialista después, el turno le ha tocado a Macron, que ha tenido la "suerte" de acaparar los flashes dos veces. La primera, por su emoción espontánea con un gol de Francia y, la segunda, con una lluvia torrencial que convirtió una felicitación habitual en una celebración pasada por agua de las más retratadas de la historia de los Mundiales.

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