Surrealista inicio de la final de Primera Nacional B: tortazos y puñetazos en el saludo previo

Todo lo que ha sucedido este sábado en la final de la Primera Nacional B de Argentina ha sido cuanto menos surrealista. Quilmes y Los Andes se enfrentaron en un partido que se demoró más de una hora. Para empezar, porque el árbitro había sido amenazado y no tenía fuerzas de arbitrar el partido. Y para continuar, porque los porteros de los dos equipos se pelearon durante el saludo previo.

El encuentro estuvo marcado en la previa por las amenazas Ignacio Lupani, que debía ser el encargado de impartir justicia. El árbitro llevaba seis meses sin dirigir un partido y su designación causó sorpresa en las dos hinchadas. Según explicaron en TyC Sports, "estaba nervioso" y "no se sentía en condiciones para dirigir el partido", por lo que tuvieron que llamar a otro árbitro para que llegara desde casa al estadio y el encuentro se pudiera disputar.

Pelea de porteros en la previa de la final de Primera B

Con más de una hora de retraso, la final estaba lista para arrancar cuando los dos porteros protagonizaron otra imagen insólita. En el protocolario saludo inicial entre los dos equipos, los arqueros se enzarzaron e incluso llegaron a las manos. En principio parecía ser en tono de broma, pero las sonrisas desaparecieron rápidamente.

Sebastián López, portero de Los Andes, le dio un pequeño tortazo en la cara a su rival en ese saludo. A Alejo Tello, meta de Quilmes, no le hizo ninguna gracia y su respuesta fue pegarle primero en el pecho y luego soltarle el puño a la altura del cuello. Este último, enfadadísimo, volvió a encararse con él pocos segundos después hasta que los compañeros tuvieron que separarle.

Finalmente, el nuevo árbitro del partido acabó sacando tarjeta amarilla a los dos porteros... antes incluso de que arrancara el partido.

El duelo, a todo esto, acabó 1-0 para Quilmes, que igualó la eliminatoria, por lo que la final se tuvo que decidir en la tanda de penaltis. Ahí se impuso Los Andes por 4-5, que logró de manera definitiva su tercer ascenso a Primera Nacional.