Carlos Alberto Fernández
A Coruña, 12 may .- Riazor bajó el telón a cuatro años en Primera División entre la frialdad de la mayor parte de sus aficionados y las críticas del fondo de los Riazor Blues, que abandonaron sus asientos cuando concluyó la primera parte después de que, según ellos, les cortaran la megafonía que utilizan para amplificar su cánticos.
Convertido en un equipo ascensor, el Deportivo despidió su etapa más larga de la década en la máxima categoría (lleva tres descensos desde 2011) con un triste partido ante el Villarreal y la peor entrada de toda la temporada.
El ocaso del equipo en Primera lo agravó el Villarreal, que ya ganaba en el segundo minuto. En el de la afición, el duodécimo, empezaron las críticas de los Riazor Blues.
Una vez más pidieron la dimisión de la directiva que encabeza Tino Fernández y también hubo cánticos contra los jugadores. En el resto del campo, frialdad.
En el descanso, los ultras del Deportivo dejaron libre el espacio que suelen ocupar. "Nos vamos del estadio porque a los dirigentes del Dépor les molesta que sean criticados y nos cortan la megafonía de la grada", aseguraron en sus redes sociales.
Sí sonó la música de viento, más alta que nunca, unánime en toda la grada tras el 0-3 con el que se llegó al intermedio.
Ni los goles del Deportivo en la segunda parte alegraron la tarde. La excepción entre las críticas fueron los aplausos al juvenil Mujaid, que debutó en Primera con el Deportivo.
Incluso hubo ironía. Algunos olés cuando tocaba el balón el equipo coruñés y tímidos gritos de campeones, campeones.
Al final entre silbidos, el Dépor, uno de los nueve clubes que sabe lo que es ganar una Liga española, vuelve, triste y muy tocado, a Segunda División.