El ucraniano Román Zozulya, cuya llegada al Rayo Vallecano ha ido acompañada de la oposición de sectores de aficionados que, paradójicamente, le achacan una adscripción ultra, representa algo tan español como el que te cuelguen un sambenito y que éste te acompañe el resto de tu existencia.Carlos del Barco
El sambenito fue un uso ancestral de la Inquisición para oprobio de condenados, e incluso de sus descendientes, y a Roman Zozulya, que ha sido cedido al Rayo por el Betis hasta final de temporada, se lo colgaron nada más llegar al aeropuerto de Sevilla el pasado verano procedente del Dnipro de su país.
Él mismo lo aclaró ayer tras su compromiso con los vallecanos en una carta dirigida a su afición en la que precisa los antecedentes y pormenores de esta polémica aventada en las redes sociales por diversos grupos ultras del club madrileño, que criticaron su fichaje porque atribuían al jugador una filiación "neonazi".
"Llegué al aeropuerto de Sevilla con una camiseta con el escudo de mi país y unos versos del poeta Taras Shevchenko, estudiado en todas las escuelas de la Unión Soviética. Este periodista publicó que traía una camiseta de un grupo paramilitar que se distingue del escudo de mi país porque lleva una espada de gran tamaño", precisaba el delantero en su misiva.
Roman Zozulya añade en esta carta que ha "colaborado" con el ejército ucraniano para "proteger" a su país, y ha hecho "una importante tarea en Ucrania colaborando en ayudar a los niños y a los más desfavorecidos" de Ucrania, en el que "nunca" ha estado "vinculado a ningún grupo neonazi ni paramilitar", subraya el punta, nacido en Kiev y de 27 años.
Sin embargo, al delantero le sigue acompañando el error de 'lectura' de su camiseta, que durante su estancia en Sevilla se apagó al poco tiempo por su comportamiento y por el hecho de que, pese a no haber gozado de minutos ni con Gustavo Poyet ni con Víctor Sánchez, no ha dicho una palabra más alta que otra y se ha distinguido por su discreción.
El refranero español también habla de confundir "el culo con las témporas" y la propia combatividad y agresividad de Zozulya en el campo podría inducir a confusión a quienes tengan la tentación de extrapolar esa cualidad a su comportamiento en la calle.
Fue el propio preparador físico del Betis, Marcos Álvarez, con quien coincidió tres años en el Dnipro, quien se refirió el pasado verano al carácter aguerrido del jugador dentro del campo, donde, ilustró, "si tiene que meter la cabeza en un avispero, lo hace".
Roman Zozulya no ha tenido suerte ni minutos en el Betis desde su llegada, aunque sí ha dado muestras de una personalidad afable en el vestuario y de una disciplina a prueba de todo al acatar su suplencia e incluso quedarse fuera de las convocatorias sin alzar la voz ni protestar.
Los que lo conocen y lo han tratado en Sevilla hablan de su ejemplaridad, sentido de la familia (ha tenido una hija en este periodo), su disciplina ante las decisiones de los entrenadores y de un carácter introvertido en el que ha tenido mucho que ver las dificultades de los ucranianos con el idioma español.
Esta dificultad la sufrió, en el Sevilla, otro jugador de la misma nacionalidad, Yevhen Konoplyanka, actualmente en el Schalke alemán y a quien los rectores sevillistas le pusieron como intérprete a Dimitri Chreryshev, padre del actual jugador del Villarreal.
Con la dura competencia de jugadores como Rubén Castro, Tonny Sanabria o Álex Alegría, ha sido el propio delantero ucraniano el que ha pedido al Real Betis irse al Rayo Vallecano porque lo que quiere es jugar al fútbol y no estar en algo también tan español como la 'sopa boba'.