David Ramiro
Madrid, 28 sep .- El delantero brasileño Leo Baptistao regresó a Vallecas para vivir una noche amarga, puesto que su actuación sobre el césped fue discreta y la afición del Rayo le despidió entre pitos cuando fue sustituido, algo que no suele ocurrir con la mayoría de exfutbolistas con pasado rayista.
La historia de Leo Baptistao es la de un futbolista que llegó de Brasil con dieciséis años a Vallecas, terminó de formarse en el Rayo, debutó en Primera en 2012 y su talento le abrió las puertas para intentar crecer como jugador en un equipo grande.
Ese equipo fue el Atlético de Madrid, que apostó por él en el verano de 2013 después de una temporada de debut sensacional en el Rayo a las ordenes de Paco Jémez, su principal valedor, que lo hizo formar en una delantera ya recordada para siempre por el rayismo junto con Piti y el argentino 'Chori' Domínguez y que terminó octava del campeonato.
Su paso por el Atlético no fue como esperaba y, tras una primera mitad de Liga sin apenas protagonismo, decidió marcharse cedido al Betis, con el que supo aprender a sufrir y vivió un descenso de categoría.
El Rayo Vallecano, y sobre todo su afición, le perdonaron que meses antes optara por el Betis en vez de regresar al equipo madrileño y de esta manera el 31 de agosto de 2014 se volvió a enfundar la camiseta de la franja. Lo hizo en una temporada en la que se cumplió el objetivo de la permanencia y su compañero en la delantero, Alberto Bueno, acaparó todas las miradas.
Tras finalizar esa campaña, el jugador tuvo que regresar al Atlético de Madrid para comprobar que una vez más tendría que buscar una salida para jugar. Entre las ofertas que aparecieron, incluida la del Rayo, la que aceptaron club y jugador fue la del Villarreal, con el que disputó 26 partidos y marcó tres goles.
El equipo en el que ha logrado asentarse, tener tranquilidad y disfrutar plenamente del fútbol es el Espanyol, al que llegó en 2016. Sin embargo, sus números como delantero son discretos (68 partidos y 16 goles) y superan por poco a los del Rayo (55 partidos y 14 goles), con el que solo llegó a jugar en Primera temporada y media.
En su tercera visita a Vallecas como jugador rival -las anteriores fueron con la camiseta del Betis y Villarreal-, Leo Baptistao volvió a marcharse de vacío sin ganar ni marcar.
Con el once a la espalda, Leo Baptistao ya luce galones en el Espanyol. Es uno de los capitanes de la plantilla y su puesto de mando se notó sobre el césped cuando tuvo que dar algunas consignas a compañeros.
En ataque se las vio sobre todo con Alex Moreno y Jordi Amat, dos jugadores que le ganaron la partida la mayoría de ocasiones haciéndole participar poco en el juego. En el aspecto ofensivo Borja Iglesias y Sergio García fueron más decisivos con sus intervenciones, algo que también debió de ver claro su técnico, Rubi, que lo sustituyó a los 71 minutos.
El brasileño, en su camino hacía la banda, tuvo que escuchar una sonora pitada por la parte de la gran mayoría de afición, que no le perdonó cuando en 2015 decidió irse al Villarreal antes de regresar al Rayo, precisamente en una temporada en la que el equipo madrileño acabaría descendiendo a Segunda.
Sin duda, ese momento debió ser triste para Leo Baptistao, que se llevó una pitada que muy pocos exfutbolistas del Rayo han recibido en Vallecas cuando han vuelto con otra camiseta. EFE.