Rubi, el artífice del gran salto del Espanyol
El entrenador del Espanyol, Joan Francesc Ferrer 'Rubi', es uno de los grandes artífices del buen momento del cuadro blanquiazul, quinto en la clasificación con 14 puntos con un juego que acumula elogios y un gasto en fichajes, 18 millones, mucho menor que el resto de equipos de la zona alta.
Rubi se ha destapado como clave en este inicio. El preparador catalán llegó al equipo este verano, procedente del Huesca, bloque al que ascendió de categoría. El Espanyol le presentó la oportunidad de dirigir a una entidad en la que ya había militado como preparador y como futbolista.
De hecho apenas le han bastado tres meses para hacer historia en la Ciudad Condal. Tras el triunfo del pasado domingo ante el Villarreal, el Espanyol se colocó en la quinta plaza de LaLiga Santander con un total de 14 puntos, igualado a Real Madrid y Alavés.
Un bagaje que se posiciona como el tercero mejor del presente siglo por estas alturas, con unos números que únicamente han logrado superar Pochettino en la temporada 2010/11 y Ernesto Valverde en la 2007/08.
El técnico, elegido recientemente por la Federación Catalana de Fútbol como mejor entrenador de la temporada pasada, empatado con Sergio González, ha dado un nuevo aire al equipo. El estilo es otro: más ofensivo, dinámico y descarado. Sin olvidar los fundamentos defensivos de la etapa de Quique Sánchez Flores.
Rubi: nuevos aires en el vestuario
Sin embargo, su gran secreto ha sido cambiar la mentalidad del vestuario. El Espanyol ha convencido a sus jugadores de que son capaces de aspirar a metas elevadas y sus pupilos han respondido creyéndoselo en el césped. Su fútbol olvida los complejos y apuesta por ganar ante cualquier rival y en cualquier escenario.
Rubi, así lo ha dicho públicamente, no se conforma con la permanencia. Está pantalla ya está superada para un club que desde hace mucho tiempo tenía la palabra Europa como tabú. El quinto puesto en la clasificación es la mejor prueba de que la receta del nuevo entrenador está funcionando.
El técnico de Vilassar de Mar, de 47 años, fichó el pasado verano por dos temporadas y ya se ha ganado el cariño de sus jugadores, el calor de su afición y el respeto de los dirigentes. En cualquier caso, Rubi apuesta por la prudencia: seguir cuidando los detalles, afinando al equipo e intentando que la ambición siga alta.