El RCD Espanyol sumó este sábado su sexta derrota consecutiva como local en LaLiga Santander. Ni David Gallego ni Pablo Machín han conseguido romper el maleficio y el público de Cornellá parece haberse cansado. Pero todo, al menos esta vez, tiene su explicación.
¿Imaginan a un redactor sin una tecla? ¿Imaginan a un pintor sin pincel? Resultad complicado, ¿cierto? Pues así se encuentra Pablo Machín. Así se encontraba David Gallego.
La dirección deportiva del Espanyol consiguió cerrar este pasado verano dos de las grandes operaciones de la historia reciente en la entidad: Mario Hermoso se marchaba al Atlético de Madrid y Borja Iglesias se iba al Real Betis. Ninguno está triunfando, pero tampoco lo hacen los periquitos.
El nuevo -ya no es tan nuevo- entrenador del Espanyol salta al terreno de juego con delanteros lejos del nivel de Borja Iglesias. Y el equipo lo nota. El equipo se reúne en el campo con tres centrales lejísimos de aquello que pudo mostrar Hermoso. Y se nota.
Ni Bernardo, ni Naldo, ni David López, ni Ferreyra, ni Campuzano, ni ninguno de los hombres que lo han intentado están, al menos por el momento, a la altura de volver a pelear por el acceso a la Europa League. Y a ello, por si fuese poco, se suma la tijera del club, que asegura no tener cash para el mercado invernal.
Mal vamos.
Pablo Machín intenta seguir cosiendo su equipo, cerrando los constantes huecos que se crean en un conjunto roto, con múltiples espacios y una preocupante falta de pegada en la zona alta. El costurero sin aguja, el periodista sin bolígrafo, el pintor sin pincel, el panadero sin harina... y el Espanyol sin hombres suficientes para afrontar el increíble reto que tiene por delante.