El RCD Espanyol cayó derrotado este jueves ante el CSKA de Moscú en partido correspondiente a la última jornada de la fase de grupos de la Europa League.
El conjunto perico prolongó de este modo su mala dinámica y echó por tierra su histórica racha que lo hacía estar invicto en competiciones europeas durante 26 encuentros de forma consecutiva.
Observando cómo se desarrolló el partido queda la sensación de que los futbolistas que alineó Pablo Machín saltaron al césped para cumplir con el expediente. No quiere decir esto que no pusieran de su parte para evitar que el resultado adverso. Significa que entraron al terreno de juego como quien sabe que se dispone a ser ejecutado de forma pública.
Pitos por doquier, insultos que se colaban en la retransmisión, reproches al entrenador y un sinfín de nervios que culminaron en el minuto 84 con el gol de Vlasic que cayó como una (otra más) losa sobre el fiel aficionado perico que no se quiso perder el intrascendente choque.
Por suerte -o por desgracia pensarán algunos- el Espanyol ya tenía los deberes hechos y el del CSKA no era más que un trámite que cumplir pero que contenía una trampa: la de obligar al equipo a convencer más que vencer. Y no lo hizo.
Y especialmente sangrantes fueron los minutos finales en los que los jugadores del CSKA combinaban en la frontal del área de Andrés Prieto y los futbolistas pericos no podían mantener la posesión del balón haciendo que una noche más el RCDE Stadium se convirtiera en un patio de colegio en el que no se divirtió nadie.