El CD Leganés logró tres puntos vitales en la lucha por la permanencia tras imponerse por 2-0 al RCD Espanyol, conjunto al que ahora deja en solitario como colista de LaLiga Santander.
A priori un duelo entre el penúltimo y el último clasificado no parecía el mejor reclamo para un aficionado al fútbol pero lo cierto es que unos y otros ofrecieron un digno espectáculo pese al fuerte viento, que hizo de cada balón aéreo una lotería.
Eso obligó a jugar más en corto y por abajo, escenario idóneo para que ganasen en protagonismo futbolistas como Roque Mesa u Óscar Rodríguez. Su movilidad, unida al sacrificio de En-Nesyri y Braithwaite, inclinó el choque del lado de los de casa.
Ayudó a ello que enfrente se viera un rival tímido y poco incisivo que contaba con un talismán en su entrenador Pablo Machín, quien nunca hasta hoy había perdido en los siete precedentes disputados ante los leganenses.
Que esa falta de intensidad podría desencadenar un castigo se vio pronto, cuando cualquier pequeño error de los visitantes era aprovechado por su rival para recuperar la posesión. La situación, que era a un problema en el centro del campo, tuvo funestas consecuencias al borde del área propia.
Allí falló Marc Roca en su intento por despejar de volea con todo de cara. Luego quiso corregir pero la pelota era de En-Nesyri. Se inició entonces un vendaval, no de viento sino ofensivo, que en instantes derrumbó el muro contrario. El marroquí entregó a Óscar, este filtró para Braithwaite y del resto se encargó el delantero; que primero se inventó un control exquisito y acto seguido sentenció de forma sutil entre las piernas del guardameta del Espanyol.
Se cumplió pues para los de Aguirre el objetivo de ponerse por delante, punto de partida para demostrar si habían aprendido de otros enfrentamientos donde sucedió lo mismo y se dejaron puntos lastrados por el balón parado.
De hecho en un fútbol utópico sin la existencia de este, el Leganés habría sumado con anterioridad a esta cita trece puntos de quince posibles desde la llegada del mexicano. Bernardo, con un cabezazo entre los tres palos posterior a una falta lateral, se encargó de recordar que la espina seguía ahí.
Mientras, en el área opuesta, pudo el anfitrión ampliar la ventaja antes del descanso con un tiro de Roque Mesa que blocó Diego López y un golpeo de En-Nesyri al lateral de la red tras recibir un preciso pase en profundidad de Braithwaite.
No acertó ahí el punta pero sí poco después de volver al verde. La jugada se inició con una excelente entrega de Roque Mesa a Kevin a espaldas de la defensa. Capturó el lateral cerca de la línea de fondo y fabricó una pared con Braithwaite para servir al corazón del área, donde aguardaba el '26' para definir con potencia.
A partir de ese momento se centraron los locales en mantener la distancia ante un equipo catalán que exhibió carácter para recortarla. No bastó con eso, ni con un disparo lejano de Campuzano que se fue alto, ni con la incertidumbre que rodeaba al Leganés en cada acción de estrategia en contra.
La derrota no es sino otra palada de tierra para un Espanyol que parece yacer inerte, conviviendo con un panorama clasificatorio al que no está acostumbrado en los últimos años y rehén de una competición europea que le permite soñar entre semana al tiempo que le causa desvelo los domingos.