La Real Sociedad pasó sin apuros a octavos de final de Copa al solventar con solvencia su partido ante un Espanyol que tampoco pareció lamentar mucho su eliminación, gestada con el gol al filo del descanso de Ander Barrenetxea y rubricada con un gran tanto en el segundo tiempo de Alex Isak.
Llegaban ambos equipos en dinámicas divergentes, con el Espanyol al alza desde la llegada de Abelardo Fernández y la Real sumida en un mar de dudas tras dos derrotas seguidas, una con goleada incluida contra el Betis.
No se notó mucho esa diferente condición porque la Real quería agradar a su público y el conjunto catalán parecía afrontar este torneo más como un trámite que como una esperanza de futuro inmediato, dejó a jugadores básicos en Barcelona y trató de desordenar el juego local con muchas interrupciones que secaron las ideas de los vascos.
Martin Odegaard y el joven Barrenetxea, titular a sus 18 años, tendrían las mejores y casi únicas ocasiones para haber alterado el resultado en una primera parte sosa en la que el conjunto catalán no inquietó en ninguna ocasión la portería de Alex Remiro.
Moría la primera parte cuando el fútbol hizo justicia a los méritos de los realistas con un gran gol de su mejor jugador, Barrenetxea, que recogió un balón de Oyarzabal para batir de duro disparo por bajo a Andrés Prieto en el tiempo de descuento.
El Espanyol lo intentó en el segundo tiempo y en la primera jugada pudo marcar por medio de Ferreyra a pase de Vargas en un balón que rozó el poste de Remiro, como también hizo lo propio en la siguiente acción Oyarzabal en otro balón que no entró por muy poco.
Un pequeño susto para la Real en un remate de Ferreyra que Remiro, en un exceso de confianza, casi le complica la vida a su equipo, precedió al segundo gol local que dejaba ya la eliminatoria imposible para los catalanes.
Odegaard, bastante gris hasta ese momento, se hizo con un balón en tres cuartos de campo, incidió en su progresión y asistió a Alex Isak que cruzó su remate para hacer imposible la intervención de Prieto.
El partido pudo revivir para los periquitos a trece minutos para el final cuando Wu Lei remató al larguero, una jugada que pudo haber cambiado una eliminatoria que se cerró ahí para tranquilidad de los seguidores realistas que esperan ya la siguiente ronda.