El RCD Espanyol está viviendo una temporada absolutamente atípica, tanto en el plano deportivo como en el extradeportivo, pendiente de si finalmente se desarrolla la competición para pelear por una permanencia en LaLiga Santander anhelada por todos los estamentos.
El equipo perico disputaba esta temporada una competición continental doce años después. El equipo afrontó con ilusión la Liga Europa y cayó eliminado en dieciseisavos de final contra el Wolverhampton inglés. El rendimiento en el torneo contrastó con el presentado por el grupo blanquiazul en LaLiga.
La mala marcha del Espanyol en LaLiga, donde actualmente es colista, ha provocado que la dirección deportiva renueve el banquillo. David Gallego, el técnico que inició el curso, fue relevado por Pablo Machín. Este último fue cesado y Abelardo Fernández es el nuevo líder del equipo.
Desde los despachos del RCDE Stadium dieron un golpe encima de la mesa en el mercado de invierno. Lo hicieron gastando 40 millones de euros en el periodo de fichajes de enero con la contratación del delantero Raúl de Tomás, el centrocampista Embarba, el central Cabrera y el portero Oier.
El conjunto blanquiazul, como el resto de equipos de todas las competiciones, cesó su actividad cuando se decretó el estado de alarma. Los futbolistas tienen planes de trabajo en sus respectivos domicilios y cuentan con pautas nutricionales, pero la dinámica de crecimiento del bloque se ha detenido.
El objetivo del Espanyol es asegurar la categoría. LaLiga y la Real Federación Española de Fútbol apuestan por continuar la competición cuando las autoridades den el visto bueno, sin riesgos para la sanidad. Actualmente, los pericos son colistas de Primera, a seis puntos de la permanencia.