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{mosimage}Prueba de fuego para Paco Chaparro. Pero no sólo para el entrenador del Betis, sino también para todo su equipo. En la situación clasificatoria en la que se encuentra el club la continuidad o no de Chaparro al frente de la nave verdiblanca, si se pierde en A Coruña, queda en un segundo plano, porque lo que de verdad importa es el lío en el que se puede meter el Betis. A tres puntos del descenso y con el parón liguero por delante, sólo cabe apelar al orgullo y a la profesionalidad de un grupo que no está dando la talla esta temporada, pero que aún está a tiempo de deshacer el entuerto. Para doblegar a los gallegos parece que el director de orquesta puede plantear una seria revolución de posiciones, aunque no de nombres, dejando caer a Emaná a la banda derecha y acercando en el centro del ataque a la dupla confeccionada por Sergio García y Oliveira. Volverá Mark González, pero habrá que esperar para asistir al ansiado regreso de Edu.
Enfrente del Betis, el equipo revelación (con permiso del Málaga) del campeonato. Un Depor muy bien trabajado por Lotina y que sabe rentabilizar como nadie sus goles en puntos. De todas formas, a estas alturas de la película todos coincidiremos en que el enemigo más peligroso del Betis es el propio Betis. Es el momento de convertir la desidia en rabia y los nervios en fútbol para salir de abajo, por lo que el partido no será apto para hombres a los que les tiemblen las piernas en ocasiones complicadas.