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Domingo de Resurrección, así sea

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Acabar con esta nueva pesadilla cuanto antes es el único objetivo de José María Nogués en su estreno como entrenador de elite. Porque al Betis no le quedan otros logros, de hecho éste no se antoja para nada sencillo y sin duda es el motivo del debut del técnico catalán en Primera División. El siempre caprichoso destino ha querido que sea Santander la ciudad elegida, allí donde Chaparro vivió su apoteosis como bético pero donde no ha podido llegar porque su idea de fútbol tiene al Betis al borde del abismo. El trianero llegó como un salvador y asumir ese papel es la prioridad de su sustituto. Pero si el escenario es idóneo por los recuerdos que aún merodean la nostalgia bética, el día no lo es menos. Domingo de Resurrección, precisamente el estado pretendido por un vestuario demasiado acostumbrado ya a sufrir y devorar entrenadores.

Dicen las escrituras que Jesucristo lo hizo al tercer día, pero el Betis no tiene tiempo y debe hacerlo ya aunque para ello falten apóstoles de la talla de Ricardo Oliveira o Sergio García, entre otros. Al final también ese destino ha querido dejar en manos de Edu la responsabilidad. Sin duda alguna demasiadas semejanzas con aquella tarde, aunque en este caso la diferencia es grande porque el margen de error se abre a nueve semanas, en aquella ocasión no lo había.

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