Oportunidad perdida, jornada ganada

Álvaro Ramírez IIIEl Betis ha desaprovechado una oportunidad inmejorable para poner tierra de por medio con respecto a sus perseguidores y dar un golpe de autoridad en la pelea por Europa, si bien ha sumado un punto que le mantiene en la séptima posición con una jornada menos para el final de la Liga. El equipo de Mel no dio ese golpe en la Liga ni tampoco en un partido caracterizado precisamente por el desgobierno.

En realidad, al Betis le costó porque arrastró durante todo el encuentro su lamentable inicio. En los primeros 10 minutos el Deportivo manejó el encuentro a su antojo y se puso por delante en el marcador. Incluso pudo marcar algún tanto más. Mientras, los jugadores béticos, que se enfrentaban a una oportunidad inmejorable para certificar su objetivo europeo, asistían anodadados al partido sin casi participar en él. Poca intensidad, despistes, poca precisión, pocas ayudas a una medular superada fueron argumentos suficientes para que el Betis fuera barrido en ese inicio.
Unos 20 minutos duró esa peligrosa siesta, hasta que empezó a despertar el equipo verdiblanco por medio de las ayudas, la solidaridad y las individualidades, alguna de Vadillo, alguna de Campbell, y con ellas las ocasiones.

Fue despertándose el Betis, pero sin gol, sorpredentemente. Sorprendentemete porque el equipo verdiblanco tuvo dos ocasiones que con su tan habituada efectividad no suele dejar pasar. Rubén Castro tuvo una clarísima tras un rápido saque de falta y Jorge Molina, mientras era agarrado, otra en el área que sacó Aranzubia con el pie. Equilibró las tornas el Betis metiéndose en campo contrario, jugando más junto y más cerca del área rival, pero no encontró el gol y casi que pudo sufrir algún otro varapalo, porque a la contra Riki, autor del 0-1 en una gran acción, casi hace el segundo.
Entre algo de desconcierto y una mejoría bética llegó la segunda mitad. Una segunda mitad que comenzó con Pabón en el campo (por Vadillo, que estuvo mejor que Campbell) tras su sorprendente suplencia y con un Betis a tumba abierta desde el inicio. Gracias a ellos continuaron las ocasiones y llegó el empate, en una gran acción de Jorge Molina, el mejor del partido.
Todo ya pintaba mejor, de cara incluso. Tenía el Betis tiempo para remontar. Pero en el partido del desgobierno el cetro del dominio cambiaba fácil de manos y el Deportivo de Fernando Vázquez no se descompuso. Por el contrario, para intentar frenar al Betis acudió al balón, a la pelota. Empezó a tenerla más y enfrió más los ánimos locales. Eso sí, sin demasiada profundidad, por lo que salvo alguna contra y balones parados Adrián respiró con más tranquilidad.
El Betis, en ese vaivén de partido, se iba arriba con mucha gente y con el peligro constante de Pabón, que fue un incordio en la segunda mitad. Disparos lejanos y mucha sensación de peligro, pero poca claridad en los metros finales.
El ímpetu con el que el Betis llegaba a las proximidades del área se convertía en ansiedad en ella. El caso es que los de Mel no encontraron más vías hacia el gol y el Deportivo se las autolimitó en cuanto Valerón y Riki agotaron su gasolina. Con todo, el Betis quiso hasta el final y alguna ocasión más tuvo para llevarse una victoria tranquilizadora que se resiste en las últimas jornadas. Le cuesta a los verdiblancos sacar los partidos de casa, pero de momento la irregularidad de sus perseguidores se asemeja a la suya propia, por lo que las distancias se mantienen, y esa tónica, mientras sigan pasando jornadas, es beneficiosa, por más que el equipo de Mel no esté lo fino que debería en estas últimas jornadas del campeonato.