"Estaba bajo los palos, advertí que el balón venía, salté a por él sin pensar y cuando estaba a mi alcance, de pronto, no veía nada. Sea como fuere no hay excusa, fue un error grandísimo por mi parte", explicaba Andersen.
Una vez explicadas las causas del accidente, relativizaba la importancia del mismo. "Es cierto que me costó un gol, pero también hay que tener en cuenta que fue un amistoso y que, por tanto, el equipo no perdió ningún punto. Sólo espero que en mi próximo encuentro pueda demostrar que fue algo puntual y que no se va a volver a repetir. No hay que darle más importancia de la que tiene", terminaba.