El empate del Betis en el José Zorrilla tiene bastantes lecturas para el análisis. Una de ellas es la vuelta de Jorge Molina a una alineación. El de Alcoy, que no ha empezado enchufado la temporada, saltó al campo en el minuto 56 de partido, sustituyendo a N'Diaye. Llevaba dos jornadas sin disputar ningún minuto con el conjunto bético, y en esta ocasión, viendo la mejora del punta, Velázquez le brindó la oportunidad de ser el primer cambio de su equipo.
Pese a que no estuvo demasiado acertado, la recuperación de Molina se antoja vital, básicamente, porque es el segundo mejor futbolista del plantel. Su lucha con los centrales libera a Rubén Castro, lo que permite al Betis generar más peligro en ataque. Contra el Girona y el Mirandés, el entrenador verdiblanco decidió dejar en el banquillo al delantero de Alcoy, y aunque el equipo ganó, se mostró excesivamente dependiente de Rubén. Los de Heliópolis necesitan a otro referente en ataque, y ese debería ser Molina. Frente al Valladolid, el conjunto bético no se acercó con peligro al área de Javi Varas, por lo que Jorge tuvo complicado mostrar sus cualidades.
De momento, de siete partidos ligueros, el ex del Elche ha disputado cinco, cuatro de ellos como titular. Tan sólo ha logrado un gol, contra la Ponferradina en la jornada tres. Velázquez es consciente de que necesita su mejor versión, y el jugador ha captado el mensaje.