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La salida de la Fiore le costó sangre, sudor y dos fisuras en la mano

Joaquín Sánchez no ha necesitado explicar demasiado lo mal que lo ha pasado en estas últimas dos semanas. Nunca llegó a tenerlas todas consigo. Su deseo estaba claro. Sólo pensaba en volver al Betis, pero hubo instantes en que pensó que su sueño no iba a hacerse realidad. El extremo portuense lo pasó mal y hasta llegó a perder los nervios.

La muestra clara de esta situación de angustia del jugador andaluz se hacía visible en una escayola que lucía en su mano izquierda. La escayola le coge los dos dedos últimos de la mano y le llega hasta poco antes del codo. ¿Cómo se lo hizo? Muy fácil. Así lo explica:
“Las últimas horas y días eran de una tensión grande y Eduardo con el móvil apagado... No podía hablar con él y yo pensé cómo me quito los nervios y lo primero que vi era una mesa o una silla... Me golpeé mal y me he hecho una fisurita en la mano. Me he hecho daño porque no le he pegado un puñetazo a nada en mi vida... Por suerte tenemos dos semanas por delante para recuperar y llegar a tope ante la Real Sociedad”, señaló.

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