La renovación de Rubén Castro se ha convertido durante el verano en uno de los principales culebrones en el Betis, incluso más allá de si llegan fichajes o no de renombre, si Gustavo Poyet tiene la mejor plantilla posible o si salen los descartes. El canario quiere conocer su futuro y en el Betis están tranquilos. Saben que es fundamental pero que cada negociación tiene sus tiempos. Su renovación será tratada pero sin prisas. También sin pausas.
De momento, como avanza El Correo, en el Betis, con Miguel Torrecilla a la cabeza, saben cómo moverse en estas situaciones y quieren acometer la renovación cuanto antes, pero a su debido tiempo. Rubén, mientras tanto, ha trasladado su intención de firmar por dos años más, desoyendo posibles ofertas apetitosas de países extranjeros donde el dinero sobra.
El propio director deportivo ha reiterado en más de una ocasión que hasta octubre no se tratarán las renovaciones, sin nombrar a nadie, como la de Rubén Castro. Pero hay presión del exterior por tener contento al jugador, que solo sabe hacer goles (dos en el primer partido de Liga ante el Barcelona) y que mejora con la edad, como los buenos vinos. En los próximos días, con tranquilidad relativa, habrá nuevos movimientos. De momento nadie asegura que Rubén siga en el Betis más allá de lo que tiene firmado hasta ahora.
El acuerdo parece sencillo, pero no lo es. Exactamente porque en el Betis, a pesar de todos esos goles, siguen dudando de un rendimiento futuro del jugador. Ahí es donde radica todo el problema.
Sigo indignado con renovación de Rubén Castro. Por favor, déjense ya de historias y denle a nuestro mejor goleador de la historia los dos años que pide. No hay nada que pensar, pues después de ver el derroche de dinero que se ha invertido en jugadores que no han dado la talla, me parece vergonzoso que a RC24 le estén escatimando lo que se ha ganado semana tras semana y gol tras gol en el campo. Aún están a tiempo de no pasar por el ridículo más grande de la historia. Sean honestos con el jugador y con ustedes mismos y acaben ya de una vez con este culebrón, antes de que se nos cabree el protagonista y tire por la calle de en medio. Es decir, marcharse donde le reconozcan su valía y al mismo tiempo ganar un pastizal, que bien se lo han propuesto donde todos sabemos.