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Los cromos de Setién

Gabriel Galán

Quique Setién afronta un ilusionante proyecto en el Betis al que ha llegado después de una larga trayectoria como profesional, en el terreno de juego y en los banquillos. El cántabro acumula más de 500 partidos como jugador y 16 temporadas como entrenador, pero los béticos más jóvenes pueden desconocer qué fue de Setién en sus inicios, no ahora después de entrenar al Lugo o recientemente a la UD Las Palmas. Ahí están algunos de sus cromos para comprobarlo.

Setién arrancó allá por 1977 en su Santander y en su Racing del alma una vida deportiva que todavía, más de 30 años después, le sigue dando alegrías. En El Sardinero pudieron disfrutar de Setién hasta en dos etapas diferentes y más tarde como técnico. Uno de los grandes mitos del racinguismo de los últimos tiempos y que siempre va pregonando cuál es el equipo de su corazón.
En 1985 decidió apostar por el Atlético en el gran salto deportivo de su carrera como futbolista. Pero a pesar de su calidad no llegó a cuajar y varios encontronazos con Jesús Gil abrieron la puerta de salida. Aún así, se fue con una Supercopa de España y fue internacional absoluto.
En el Logroñés sí fue un futbolista importante, demostrando su carácter sobre el terreno de juego, pero también su llegada y su gran remate de cabeza. Setién formó parte de un Logroñés muy interesante, una etapa que no olvidarán ni el cántabro ni en Las Gaunas.
Y regresó a Santander, donde mantuvo un gran nivel de fútbol, en su casa, ante su gente. Fue la última etapa de Setién como jugador, pero aún quedaba un proyecto más. Con el Levante apenas disputó cuatro partidos de un playoff de ascenso a la Segunda División.

Nueva vida deportiva

El siempre complicado paso de la retirada llevó a Setién a pensar en los banquillos, pero también hizo sus pinitos en una especialidad que a finales de los 90 fue un auténtico boom y que todavía hoy sigue dando muchas alegrías a España. El cántabro se pasó al fútbol playa donde fue uno de los referentes de la selección española, con la que llegó a ganar varios campeonato e incluso se erigió en máximo goleador.

Y Setién llegó a los banquillos. Primero, no había duda, en el Racing y más tarde en el Poli Ejido. Dos experiencias muy importantes, aunque en su currículum hay un partido especial, en esa ocasión como seleccionador de Guinea Ecuatorial.
Setién volvió a su otra casa, Logroño, antes de dar el sello de calidad a un Lugo que logró el ascenso a la Segunda División jugando como los ánageles, en un playoff de infarto ante el Cádiz. El técnico siempre apostó por el balón como amigo, nunca como enemigo, y se sintió en el Anxo Carro como un lucense más. Sólo un cambio en el accionariado provocó su salida: "Si no, yo seguiría allí".
Pretendido por varios equipos, entre ellos el Betis, Setién se marchó a una UD Las Palmas, que estaba muy cerca del descenso, pero su idea de fútbol gustó en la isla y el equipo reflotó. Hasta tal punto de ver partidos impresionantes y muchos triunfos. Ya esta temporada, con todo hecho, y diversos problemas de relación con el presidente, Setién decidió que su hora en Las Palmas había acabado. El equipo se cayó, ya salvado, pero siempre recordarán cómo jugaba la UD Las Palmas de Quique Setién.
Ahora tendrá un nuevo cromo como entrenador del Real Betis, otro cromo muy especial. El sueño de muchos béticos se va a cumplir y también el de un profesional que quiere crecer en Heliópolis.
 
 

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