No habrá un bético que haya escuchado la arenga previa al partido del ascenso del Betis B en Lorca y al que no se le haya saltado alguna lagrimilla. O al menos los vellos de punta. Y su autor no lo hizo de cara a la galería, porque siente el Betis desde que nació. En su intento de triunfar en el fútbol, y en el Betis, José Juan Romero ha sembrado una semilla que muy pronto debería crecer. Muy pronto, más pronto que tarde, de verle sentado en el banquillo local del Benito Villamarín... y no para jugar un playoff de ascenso a la Segunda B.
Porque José Juan Romero es puro Betis, tanto como un ídolo en su Gerena natal. No habrá mucha gente que sea entrenador de un equipo y que su estadio se lleve su nombre. Una etapa ante su gente que valió al ahora entrenador del Betis B para cumplir su sueño. El primero de muchos, porque el que espera cumplir todavía no ha llegado. En Gerena, José Juan marcó una época al llevar a un pueblo pequeño de la Segunda Regional a la Tercera División, y por un penalti no firmó un ascenso histórico a la Segunda B.
Aquella noche en la Pobla de Mafumet nunca podrá olvidarse, pero su gesto de cambiar la imagen en sus redes sociales con una abrazando al jugador que erró ese penalti dice mucho de José Juan. En Lorca, aunque fuese por un momento, pudo borrar de su mente aquella derrota con su Gerena. Otra noche muy especial y con una dedicatoria muy especial.
Hermano de Quique Romero, que sí tuvo la suerte de jugar, al menos en el filial del Betis, de una carrera deportiva de cierto nivel (Recreativo o Mallorca, entre otros), José Juan llegó al Betis en el segundo intento de verdad. El primero rozó el poste, porque finalmente hubo un cambio de planes y fue Juan Merino quien tomó las riendas del filial. Pero en el Betis el nombre de José Juan Romero lleva presente varios años y José Juan esperó su momento.
Con ofertas para salir de su pueblo, de su vida y alejarse de su Betis, decidió aguantar y seguir apostando por el fútbol de la calle, el fútbol donde el balón es el protagonista, donde hasta el portero es decisivo en una jugada de ataque. Esas son las bases del Betis B y las bases que sueña con implantar algún día en el primer equipo. Cuando llegó a Heliópolis y no pudo salvar el descenso sólo había una palabra en su mente: ascenso. Y después, otra vez ascenso: "En dos años quiero estar en la Segunda División". El primer paso ya está dado.
No son palabras de cara a la galería, porque quien conoce a José Juan sabe que lo dice de verdad. Porque siente al Betis de verdad, porque sus jugadores van a muerte con él. Y de verdad. Algún día, en esos sueños que espera cumplir, se ve montado en un autobús descapotable del Betis por la ciudad de Sevilla. Ese día no habrá un bético más feliz que José Juan.
Me encantaria verte algún dia en el primer equipo, te lo mereces y eres un gran entrenador. Sobre todo sientes los colores!! Grande jose juan!
Un hombre humilde, serio, trabajador, curtido en los campos de albero y en los avatares de la vida, un excelente entrenador al que le hierve la "Sangre Verde" por sus venas. Una gran persona. Enhorabuena "Mister" y muchas gracias.