Es difícil contar en unas cuantas líneas cómo el Betis es capaz de ganar al mejor equipo del mundo. Pero se puede resolver en sólo tres palabras: es el Betis. Un gran Betis que por fin da a su gente una de esas alegrías que tardan en olvidarse. En el mejor escenario posible. Un golpe en la mesa para avisar de que esta temporada no es como las anteriores. Que con Quique Setién el fútbol vuelve a brillar por Heliópolis.
Un cabezazo de Sanabria en el minuto 94 fue la gran recompensa para el Betis en Madrid. Menuda recompensa. El punto y final a un señor partido, de fútbol, sufrimiento, saber estar... Muchos elogios que hacía tiempo no se podían contar de este Betis. O de aquel Betis, que también hay que decirlo. Desde el inicio hasta el final. Un señor partidazo de fútbol.
La puesta en escena del Betis fue de nota. Porque es lógico que el Madrid te haga no una, sino cinco ocasiones de gol. El mérito está en que no entrara ninguna. La defensa hizo un trabajo excelente dentro de sus posibilidades, sin que nadie perdiera la concentración un segundo. Y eso sí que es noticia en el Betis. Además, el balón casi nunca quemaba en los pies, con Fabián como líder del juego. El canterano hizo una media realmente buena, a su ritmo, a su estilo, pero digna de tener más oportunidades cuando Setién lo requiera. En una contra, Camarasa decidió dar el gol a Sanabria, pero el paraguayo se quedó con la miel en los labios. Cuando ya celebraba el 0-1, Carvajal sacó a la remanguillé una bota para evitar el tanto del Betis sobre la línea de gol.
Esa jugada hizo ver al Betis que era capaz de formar un lío en el Bernabéu y recordó que el Levante y el Valencia ya se volvieron a casa felices y contentos. Pero el Madrid, sin hacer nada del otro mundo, no te avisa, directamente te golpea. Cristiano, Bale y Modric asustaron a Adán en este inicio eléctrico, pero el portero, como en casa, se hizo grande varias veces. Sobre todo en una acción de Isco que sacó lo mejor del madrileño. Con los pies no será top, pero con las manos no hay muchos mejores en la Liga.
Keylor Navas no quiso quedarse atrás porque antes ya evitó el gol del Betis con un paradón tras un disparo de Fabián. Sí, Fabián, otra vez Fabián en una acción importante del Betis. Camarasa también estuvo a buen nivel, aunque le falta creerse capaz de hacer goles, porque es capaz. Ante el Madrid tuvo una y decidió pasar, luego ya fue imposible por culpa de una lesión.
Tras el descanso el Betis dio un paso atrás, obligado sobre todo por el rival. El Madrid te aprieta casi sin querer porque no se quería quedar sin récord goleador. Fue un acoso constante, un sufrimiento ilusionante. El Betis aguantaba de pie gracias sobre todo a Adán, incomensurable, y también porque por una vez, que ya hacía falta, aprendió a perder tiempo, agarrar a los rivales en los córners sin ser vistos y competir. Sobre todo, competir.
El partido cayó para el área de Adán, pero fue el Betis quien perdonó en una contra. Francis, un chaval criado en la cantera y que es grande ya gracias a la confianza de José Juan Romero, pensó muchas cosas delante de Navas. Decidió disparar, mal, arriba. La ocasión que hubiera soñado cualquier chaval con tener en el Bernabéu.
Y esta vez hasta el poste sonrió al Betis, aunque con la aparición estelar de Adán. Ese taconazo de Bale hubiera sigo gol en otra ocasión. Este Betis es diferente. Paró el partido, comenzó a tener el balón hasta desesperar al Madrid. Quién te ha visto y quién te ve, Betis. Así, sí. Así sí vibran los béticos. Con buenos futbolistas y un buen entrenador todo es más fácil. Hasta para el Betis. Tomen buena nota, que diría aquel.
Pero todavía faltaba el colofón. El premio gordo porque tenía todas las papeletas compradas. Un jugadón al más puro estilo Setién que acabó con un perfecto cabezazo de Sanabria. Fue la misma acción de la pasada temporada y esta vez sonrió al Betis. A un gran Betis. Olé tú, Betis.
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