La victoria del Betis ante el Levante ha dejado una gran sabor de boca a la afición verdiblanca que se ha entregado desde el primer minuto. Tras una primera parte aburrida donde los verdiblancos no estuvieron fluidos, en la segunda parte, el equipo se transformó en quince minutos para dejarle a su hinchada una noche imborrable.
Cuando el equipo se desató en ataque, los olés del público comenzaron a sonar en la grada. Los cánticos no cesaron durante los segundos 45 minutos. Con el 3-0 de Sergio León, la hinchada se vino arriba y empezó a disfrutar del partido y a divertirse. La ola empezó a generarse en los tres anillos del Villamarín. Hacía tiempo que el beticismo no vivía una noche con esta atmósfera.
Cánticos como ¡Que bote el Villamarín!, ¡Sevilla es verdiblanca!, o las ovaciones a cada cambio de Setién, fueron la banda sonora de una gran fiesta que hacía tiempo que no se veía en el estadio Benito Villamarín.