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Un póquer ya serían palabras mayores

La previa del Real Sociedad-Betis.
Gabriel Galán

El estado de euforia se ha decretado en Heliópolis y no hay motivos para que se vaya. Así es el fútbol. Tres victorias seguidas permiten a los béticos disfrutar del fútbol, lo que no habían hecho desde hace mucho tiempo. Su Betis, el Betis, este nuevo Betis, parece haber encontrado el camino para vivir en paz y feliz, que no es poco. Es muchísimo. En Anoeta tiene la oportunidad de dar un golpe en la mesa y de firmar un póquer que ya serían palabras mayores. 

Quique Setién, hombre tranquilo donde los haya, siempre habla claro y, sobre todo, mantiene los pies en el suelo. El técnico del Betis intenta convencer de que los triunfos no llegan por llegar y que el juego también es importante para lograr esos premios. En definitiva, para respirar felicidad por los cuatro costados. Así está ahora mismo el bético, que piensa más que nunca que su equipo es capaz de ganar a la Real Sociedad. Lo que ha cambiado la vida.
Porque el Betis, después de visitar al Barcelona, Villarreal y Real Madrid se ha metido en una pelea con la que no contaba en agosto y que ahora es gloria bendita. Que sí, que van sólo seis jornadas, pero cuando uno se mete ahí arriba, y jugando como está jugando el Betis, no hay guapo que le levante la novia. Por eso, como Setién ya parece dominar algunas claves del Betis, pide tranquilidad. Que después la caída, si es que hay caída, es mucho más fuerte.

Un Betis ofensivo

Y como Setién no quiere que su Betis se caiga, ha pedido a sus jugadores mantener la marcha puesta y dar un zarpazo en San Sebastián. La duda de si seguir con dos delanteros que están haciendo goles o volver a su idea inicial sigue presente, aunque Sergio León y Sanabria han hecho méritos suficientes para estar en el once. Y en el resto casi que también da igual, porque salga el que salga cumple. Se llame Fabián, Guardado, Joaquín o Feddal, una plantilla corta que está sobresaliendo como pocos esperaban... o esperábamos.
Pero es el Betis, este nuevo Betis, y cualquier día puede cambiar el buen rumbo. Su rival no llega en su mejor momento, más bien todo lo contrario, y habrá una salida con cuchillos largos. Eusebio ha visto cómo se le está cayendo el equipo a base de recibir muchos goles, aunque luego siga manteniendo buen gusto por el toque. Ese toque que no tiene sentido si luego sólo tienes derrotas en su casillero.
Será una vuelta al estadio donde el Betis pudo jugar quizás uno de los peores partidos de los últimos años. Hace ya casi un año, estaba Gustavo Poyet en el banquillo y el Betis no era este Betis. Este Betis sí ilusiona a su gente.
 

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