Un punto entre la locura

Habrá quien pense que el Betis ha dejado de ganar en Anoeta dos puntos y otros que se ha llevado uno porque la Real Sociedad aprieta. Y el que no fuese de la Real ni del Betis dirá que vaya fiesta se ha encontrado este 1-O. Cuando todas las miradas están puestas en Cataluña, el espectáculo se vio en Anoeta. Quien más quien menos ha disfrutado durante dos horas, luego el bético exigente se habrá echado las manos a la cabeza porque su equipo se queda por un pelo sin un póquer histórico. Ese fútbol de locura que si no acabas ganando al final no te da elogios.

Porque un triunfo en San Sebastián hubiera servido para dar un golpe en la mesa importante, de avisar que este Betis está para cotas importantes. Al menos para ilusionar con pelear por Europa. Al parón se irá con el vaso a la mitad, después del 4-4 en Anoeta. Que el bético escoja si el vaso está medio lleno o medio vacío.
El aficionado al fútbol que no fuera de la Real Sociedad o del Betis disfrutaría bastante con la primera mitad. Y con la segunda. Incluso también el de cada equipo, el que no sea exigente de verdad. Un primer tiempo eléctrico, veloz, lleno de goles y buen fútbol. Dos estilos semejantes con un fin: jugar bien y ganar. Avisó primero el Betis con un remate forzado de Sanabria, pero no perdonó en la siguiente ocasión. El paraguayo volvió a responder con un gol a la confianza de Setién, aunque bien haría en darle una prima a Fabián por el regalo.
El 0-1, que no 1-O, espabiló a la Real. Quizás, otro equipo en caída libre hubiera bajado los brazos muy pronto, pero esta Real tiene jugadores de mucho nivel. Y cuando le da por tocar y tocar, lo normal es que tenga buenos resultados. William José, al que Setién conoce muy bien de su etapa en la UD Las Palmas, igualó la contienda también con la ayuda de Barragán, que desvió el remate de cabeza del delantero.
El empate dio alas a la Real y el Betis, como hacía tiempo no lo hacía, reculó demasiado. Metido en el área, fue incapaz de dar dos pases seguidos y costó aguantar el chaparrón, no sólo el de la lluvia. Entre William José y Kevin Rodrigues se fabricaron una bonita jugada que acabó en gol de Oyarzábal. Setién olió el peligro y alentó a sus jugadores. En cuanto Guardado, Fabián y Joaquín se encontraron, el partido cambió otra vez. Y demostró el Betis que tiene gol, mucho gol y en cualquier momento. Feddal firmó el empate con otro remate de cabeza. ¡Ay, qué importa es la cabeza de este nuevo Betis!

Locura ofensiva

Pero también la calidad, como han vuelto a demostrar Guardado y Joaquín. Otra vez la conexión entre el mexicano y el portuense significó el 2-3 nada más salir de los vestuarios. Qué bonito lo hizo Guardado y qué bien definió Joaquín. La pena para el Betis, por segunda vez, es que la alegría duró muy poco. Xabi Prieto se encontró con el balón a bocajarro tras un fallo en cadena de la defensa del Betis e igualó por tercera vez.
La Real volvió a crecerse y apareció Adán para salvar al Betis. Pero este Betis tiene mucho punch y da igual quien se ponga de gol. Fabián mandó un gran pase a Sergio León y el cordobés se hizo casi la jugada de su vida. Velocidad, fuerza y un perfecto remate por la escuadro de Rulli. Espectacular. Y una celebración de 'he sido yo, he sido yo' para mandar un aviso.
Ahí se tuvo que acabar el partido, pero este Betis no lo acabó. Y la Real, que tenía vida, volvió a empatar. Diego Llorente remató solo de cabeza tras un córner. Otro mazazo a los béticos. Un despiste que duele, aunque el Betis tuvo hasta otras dos ocasiones más para volver a casa muy feliz. Llorente derribó a Sergio León antes de cometer penalti y luego el delantero verdiblanco hizo una picadita ante Rulli que salvó Odriozola sobre la línea. Hubiera sido la leche futbolera ese gol. Pero eso esí, aunque haya marcado cuatro goles fuera, este Betis es otro. En este Betis sí se puede confiar.
 

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