Esto sí que es el 'Manquepierda'

Que el Betis no iba a ganar todos los partidos en el Benito Villamarín esta temporada estaba muy claro. Pero también está claro que este Betis, el que cayó ante el Valencia, no es aquel Betis por el que los béticos se tiraban de los pelos. Nunca hay que perder pero ahora hay un equipo, aunque bien es cierto que a bastante distancia del rival. Un golpe de realidad en Heliópolis, pero el sueño sigue. Esa reacción final tampoco está al alcance de otro Betis. Del actual, sí.

Porque la derrota ante el Valencia es una más, pero no una cualquiera. El equipazo que ha montado Marcelino García Toral está para pelear de verdad por un puesto en la Liga de Campeones. Y que no se emboben los rivales. El Betis sufrió en sus carnes la contundencia, velocidad y calidad de un Valencia que embistió, golpeó y supo sufrir. Y que tuvo ese pelín de suerte en los momentos críticos. El Betis no lo mereció.
Estaba claro que al Betis no podía salirle todo bien. Y mira que lo intentó a su forma, con su toque, con sus ganas. Y con su fútbol. Pero entre la calidad del Valencia y esas jugadas del árbitro que poco a poco te van minando... Con Sergio León en la banda, Sanabria se encontró un auténtico muro con Garay y Murillo, dos centrales como la copa de un pino. Sin Javi García, el mando de las operaciones fue para Guardado, que tiene una pierna izquierda de oro pero le falta presencia. Y ahí se aprovechó el Valencia.
Marcelino, que entiende el fútbol como pocos, hizo esperar a los suyos en busca de una contra. Con el Betis volcado, porque el Betis sabe también jugar, Guedes y Carlos Soler eran dos puñales, mientras que Rodrigo y Zaza se encontraban como peces en el agua con tantos espacios. Y si hay algo que ha desarrollado este Betis es la capacidad de sufrir y defender, aunque falle. Como todos. Mandi salvó in extremis ante Rodrigo, que poco antes había perdonado.
Fueron unos minutos de agonio visitante y premio final. Kondogbia apareció por el cielo de Heliópolis para cabecear como un titán a la red. Quizás Fabián pudo hacer algo más, pero ante esa fuerza de la naturaleza hay pocos que aguanten la pelea. El Valencia se creció y el Betis se fue apagando. Durmisi hizo penalti a Carlos Soler que el árbitro no vio. Y en la presión del Valencia, apareció el Betis para asustar. Se quedó en eso: un susto. Una triangulación entre Fabián, Joaquín y Sanabria no acabó en gol por el ímpetu del paraguayo. Antes Neto ya había sacado una mano espectacular tras una falta de Joaquín.

No era el día

Y con Marcelino pidiendo cabeza para irse al descanso con ventaja, Guedes se sacó de la chistera un disparo sensacional que entró por la escuadra de la portería de Adán. Varios jugadores del Betis y todo el estadio reclamaron la llamada plancha de Zaza a Guardado. Pitable o no, lo que vino después no se lo esperaba ni el propio Guedes. 
El Betis salió decidido de  los vestuarios a meter miedo al Valencia y lo logró, pero no era el día. Sobre todo cuando Sánchez Martínez pitó penalti por manos de Kondogbia, entre Sergio León, Joaquín y Sanabria se liaron para ver quién lo tiraba y al final fue el cordobés el que tiró... y el que falló. Ese error acabó con el Betis durante unos minutos, suficientes para que el Valencia sentenciara. O eso parecía. Otra vez de córner, esta vez Rodrigo, y después Santi Mina con fortuna.
Pero el Betis no murió. Que está muy vivo, aunque pierda. Entró Campbell y el partido entró en una revolución bética jamás contada. El costarricense marcó en su primer balón y no se sabe cómo el Betis creó en un imposible. En tres minutos se puso 3-4, con goles de Sanabria y Tello. El Villamarín vibró como pocas veces ha vibrado, aunque fuera perdiendo su equipo.
Con el Betis en zafarrancho, Zaza fusiló a Adán pero la grada sentenció: "¡Betis, Betis!". Este sí es el Manquepierda que va unido al Betis, aunque nunca, nunca haya que perder.
 

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