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RCD Espanyol
1-0
Real Betis

Cuando puede dar un salto...

Javi García protege la pelota ante Leo Baptistao.
Gabriel Galán

El nuevo Betis parece que no es capaz de dar un salto cuando la ocasión se le presenta. El salto de creer de verdad que Europa es posible esta temporada. Ese salto que dan esos equipos que rinden en casa y fuera. Un salto al que este Betis, de momento, no está preparado. La derrota en Cornellá deja una señal de que hace falta mucho más, que no le vale sólo con sentirse importantes en Heliópolis.

Porque el Betis apenas tuvo ocasiones, jugó muy lento, con pocas ideas. Y así es difícil ganar en la Primera división. Una noche que bien pudo servir de regalo a todos esos béticos de Cataluña que están viviendo días extraños y que al final se tornó en tristeza para todos. Un día para dormir en Europa y que deja al Betis fuera de ella.
El Betis fue sólido en la primera parte, pero le faltó esa velocidad y verticalidad para hacer daño en ataque. Guardado apenas apareció y casi siempre había más jugadores por detrás de la pelota que por delante. Así era más fácil defender para el Espanyol. Como el Betis, que se hizo fuerte atrás como primera medida para intentar ganar el partido.
El primer susto llegó con un disparo de Marc Hermoso desde su casa, ante el que Adán despejó y sonrió después. Esos goles, cuando entran, son los que duelen mucho a los porteros, los que se ven una y otra vez por la tele. Muy bonito pudo ser también un tiro de Fabián que se topó con el larguero, sobre todo por esa jugada de un toque tras otro que se inició en los pies de Adán. Esa jugada del estilo Setién que esta vez no acabó en gol por muy poco.
El portero del Betis no tuvo mucho trabajo aunque sí tuvo que sacar a flote sus reflejos tras un cabezazo de Gerard Moreno. Entre el respeto y la solidez de ambos, el partido no daba para mucho más en ataque. El toque de uno y la velocidad del otro no encontraban su camino. Otra forma diferente de ver al Betis esta temporada.

Un gol y cero soluciones

Tras el descanso el Betis se fue aburriendo poco a poco, porque este Espanyol cansa en su forma de defender. Sobre todo si si pone por delante. Gerard Moreno, en posible fuera de juego, en esas jugadas milimétricas, fusiló a Adán tras un control perfecto. Mandi defendió lejos y Amat mostró una endeblez que no había mostrado hasta ese momento.
Setién movió su banquillo, pero el Betis no estaba por la labor de creer en la victoria. Un intento con más fe que juego, sin apenas profundidad, sin desborde, todo a la espera de que Barragán sacara uno de sus centros y Sanabria rematar a gol. Pero Setién quitó a Sanabria y Sergio León, el recambio, ni la olió. No fue por su culpa, claro está.
El Espanyol se mueve como pez en el agua en estos partidos lentos, tranquilos, sin sobresaltos. Pero Sergio León no necesita tanto. Un pase al hueco de Mandi no fue gol del cordobés por un paradón de Pau López. Vaya mano, impresionante. Y ahí murió el partido, donde el Betis volvió dejar patente que lejos de su gente es menos Betis. Que no es tan alegre y que cuando tiene en su mano dar un golpe, dar un susto, da un paso atrás.
 


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