Con o sin parón, en el Villamarín o fuera de casa, lo cierto es que el mes de noviembre está siendo bastante negativo para el Betis. Aprovechando el tirón, un black november, que dirían por los Estados Unidos. Y todavía falta el choque de vuelta de la Copa del Rey ante el Cádiz, que puede venir bien para aliviar algunas tensiones... o empeorar el momento.
Desde que entrara este penúltimo mes del año, el Betis ha visto cómo sus buenos resultados y su juego han ido desapareciendo. La ilusión en los béticos ya no es tan grande como en anteriores semanas, sobre todo porque las victorias no llegan. De hecho, el equipo de Quique Setién acumula cuatro jornadas sin ganar en LaLiga Santander, con sólo dos puntos. Entre medias está el partido en el Carranza que sí acabó con ventaja bética (1-2).
Todo empezó con el empate ante el Getafe tras un gran arreón final (2-2), pero el Betis bien pudo dejar escapar ese encuentro. Llegó el parón, 17 días sin competir y la visita al Éibar... Lo que vino después fue una de las mayores debacles del Betis en las últimas temporadas (5-0). Esa sí que fue una noche negra, negrísima.
Y tras el varapalo, el conjunto bético tuvo una buena oportunidad para dar una alegría a su gente. Pero otra vez fue un fiasco... que pudo ser peor. Otro 2-2 en un tiempo de prolongación frenético que no evitó ante el Girona aliviar un mes bastante negativo.