La eliminación de la Copa ante un Cádiz plagado de suplentes tras perder en el Villamarín por 3-5 ha sido el último episodio del derrumbe del Betis por una hemorragia de goles y malos resultados que sólo han encontrado, hasta ahora, el 'sostenella y no enmendalla' y una larga letanía retórica de lugares comunes.
El Betis de Quique Setién se ha caído por mucho que el entrenador santanderino mantenga lo contrario y, prueba de ello, es el bajón de juego, los malos resultados y la sangría de goles sufrida por un equipo que ha encajado 33 tantos en partidos oficiales, doce de ellos en los últimos tres ante Eibar (5-0), Girona (2-2) y Cádiz (3-5). Tras un comienzo liguero esperanzador, con victorias como la del Bernabéu ante el Real Madrid (0-1), pronto se vio el riesgo de un sistema de salida del balón desde atrás, innegociable para Setién pero que ha tenido resultados como la derrota casera ante el Valencia (3-6), el empate ante la Real Sociedad (4-4) o los últimos. Sin embargo, la fe ciega del entrenador en su forma de jugar y en los cambios y rotaciones de una plantilla sin tanto fondo no se corresponde con el veredicto que ya ha dado la grada del Benito Villamarín ante los temblores defensivos y un juego declinante desde que el 21 de octubre le ganó al Alavés en casa (2-0). Desde entonces, logró vencer en la ida copera en Carranza (1-2), cosechó sendos empates a dos ante Getafe y Girona, y perdió ante Espanyol (1-0), Eibar (5-0) y Cádiz en la vuelta de la Copa (3-5), y todos los goles a favor sin excepción fueron producto de chispazos individuales de jugadores como Cristian Tello, Tonny Sanabria, Ryad Boudebouz o Andrés Guardado.
La ausencia de jugadores claramente titulares, por mucho que ahora no se quiera hablar de esta categoría superior, por rotaciones que parecen antojadizas en un equipo en formación, también ha sido uno de los aspectos más criticados hacia las alineaciones de Setién. El cántabro, no obstante, se mantiene firme en su apuesta de juego y su movimiento de peones pese al seísmo que se empieza a detectar en su entorno y al que ha contribuido sobremanera la eliminación de Copa. No en balde, el club no se ha recatado en afirmar que la Copa era un objetivo y, sin ir más lejos, ayer recalcaba en su cuenta de twitter el mensaje mil veces repetido por su dirección deportiva: 'Tenemos tantas ganas de llegar lejos en esta competición que habrá que anotarlo cuantas veces sea necesario. Queremos la Copa'. Que la situación del Betis y el discurso oficial son como la líneas paralelas, que nunca llegan a tocarse, lo demuestran muchas de las afirmaciones de Setién tras la debacle gaditana. "No relaciono nuestra manera de jugar con los goles que nos meten", "sabemos cómo funcionan las cosas cuando van bien y también cuando van mal", "no contemplo lo de hoy como un ridículo", "habrá gente que esté más contenta y otra lo estará menos", "los resultados son los que te dan y te quitan. Cuando son a favor, te dan crédito, y cuando pierdes, te quitan", comentó entre otros asuntos. Pese a que el fútbol sigue siendo uno de los terrenos más fértiles para el tópico y el lugar común -el fútbol es así, el partido no se acaba hasta que el árbitro no pita, somos once contra once y así-, hay veces en el que alguien se anima a salir de la vereda, como anoche el portero bético Dani Giménez. "Cualquier cosa que digamos sería decir excusas porque realmente se ve que no hemos competido", aseveró el meta bético, quien concluyó. "Si no igualamos la intensidad del equipo rival pues cualquier equipo te gana" y que, rozando también el tópico, "lo bueno del fútbol es que cada semana tienes una reválida". Este examen será el próximo domingo ante Las Palmas en el estadio de Gran Canaria, al que volverá Quique Setién para jugarse, en principio, los tres puntos del tópico.
Vicente, ya sabes que no soy bético, pero lo que has escrito es una verdad como un templo y el camino para mejorar es siempre la exigencia, el conformismo tal como dices no trae nada bueno.
Cuando hay una crisis de juego y resultado es el momento para los que lo sufren y sienten al Betis puedan ser críticos con dicha situación. No es el momento de que los conformistas critiquen a los que lo son, no hay derecho que quieran tapar la boca e impedir sus mensajes de critica. Si no se fuera críticos con los fallos no se tomarían medidas para arreglarlo " el conformismo no soluciona el problema".