Es Noticia
Real Betis
3-0
Santa Teresa

En el Villamarín mandan las mujeres

Álvaro Borrego

Y por fin salió el sol. Llueva o ventee, el viejo Lorenzo siempre vuelve a salir cada vez que el Benito Villamarín abre sus puertas y esta vez no iba a ser menos. Arropadas por 6.643 espectadores, las guerreras verdiblancas lograron bailar al son que puso su hinchada, aquella misma que no falló en la enésima cita para el recuerdo, donde quedó latente que el futuro del fútbol femenino se escribe en clave verdiblanca.

Se despejaba el cielo con la salida de las féminas de Heliópolis al tapete del Villamarín, ante cerca de siete mil gargantas que entonaban el himno dejando una estampa histórica. Sin embargo, el frío que tanto arreció en la mañana hispalense parecía haber contagiado a las alumnas de María Pry que, pese al arreón inicial, apenas pudieron inquietar los intereses de la visitante Patricia Larqué en la primera mitad.
Bien es cierto que apenas un minuto tardaron las locales en rondar el gol, con hasta tres ocasiones en una misma jugada que bien pudo abrir el marcador. Bea, en primera instancia, Clau e Irene se toparon consecutivamente con la zaga extremeña, negándoles una diana que podría haber dinamitado la cita nada más empezar.
Pese a ese ciclón inicial, el conjunto verdiblanco se vio sobrepasado bien por las circunstancias de esta cita o por las dimensiones del campo, que hicieron de este Villamarín un mundo en las galopadas locales. Las dudas empezaban a rondar los intereses de las de María Pry, un elemento que intentó aprovechar el Santa Teresa. Replegadas atrás y esperando los espacios en campo rival, las extremeñas comenzaron a acechar el marco defendido hoy por Miriam, enfatizando su peligro en las jugadas a balón parado.
Sin embargo, esa tónica titubeante acabó lastrando las prestaciones de una primera mitad en la que las verdiblancas fueron las que más lo intentaron, pero la suerte no se alió con ellas esta vez y el frío terminó congelando unas ideas que dejaron un Betis irreconocible.

Y el Betis volvió a ser el de siempre

'Betis, Betis, Betis'. Ese fue el bendito elixir con el que las chicas de María Pry se marcharon al vestuario, en un tiempo de refresco que supuso un antes y un después en el devenir del equipo. Apenas un minuto tardó el conjunto local en acechar, esta vez de verdad, el marco visitante. La flamante debutante con la selección española, Rocío Gálvez, demostró el por qué es una de las futbolistas más efectivas del país en jugadas aéreas y se alzó sobre su par en un libre directo para estrellar su cabezazo en el palo.
Un aperitivo para la intentona de Priscila, que a media hora del final ofreció un reverso magistral en zona de tres cuartos para encarar portería y enviar un disparo que se marchó rozando el palo diestro visitante. Y el dicho nunca falla, a la tercera fue la vencida. Tuvo que ser ella, tuvo que ser Bea Parra, quién sino, la que celebrase el primer gol del Real Betis Féminas en el Villamarín. Las locales maduraron con paciencia la jugada hasta que llegó a las botas de la extremeña, que como si de una media verónica se tratase se revolvió y la colocó con la diestra a la escuadra derecha, inalcanzable para Patricia Larqué, desatando la locura en el respetable allí presente.
A partir de ahí el fútbol dejó de ser fútbol y se convirtió en una fiesta. Una celebración que las locales volvieron a degustar con un gol de muchos kilates, de esos que no se olvidan. Clau Blanco recibió el cuero en el flanco derecho y cuando todos se esperaban un centro, la jugadora envenenó su envío y terminó colándose por la escuadra del palo largo rival, subiendo el 2-0 al marcador que terminó de dinamitar el encuentro.
Sin embargo, el destino aún le tenía guardado un grato regalo a las chicas de María Pry. Yiyi entró en el último cuarto de hora para ahondar las carencias del conjunto extremeño y vaya si lo aprovechó. La extremo recibió en zona de tres cuartos y no se lo pensó dos veces, con un disparo seco que anotó el tercer y definitivo gol de la contienda, desatando el delirio de aquellos que enloquecieron al final de La Palmera...
Tras ello, una ola desbordó el Villamarín. Y no fue de agua. El deporte rey no es más que un elemento para encontrar buscar la felicidad y eso mismo encontraron todos los que hoy jugaron a favor de los intereses del Real Betis. Las guerreras bailaron al son que impuso la grada, con una coreografía idílica que dribló entre vítores y palmas. Un disfrute que culminó con un "dicen que estamos locos de la cabeza" y es que en algo deben tener razón, pues solo animar y defender al Betis a ellos le interesa. 

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