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La enésima revolución de Serra Ferrer en el Betis

Álvaro Borrego Domínguez

El Real Betis ha logrado regenerarse por completo desde la llegada de uno de los hombres más significantes en la centenaria historia de la entidad, como lo es Serra Ferrer. Desde que aterrizara allá por el mes de mayo de 2017, el mallorquín no sólo ha logrado acentuar el cariño de la parroquia verdiblanca hacia su persona, sino que ha devuelto la ilusión a un equipo que vagaba por la zona media-baja de la clasificación y que sueña con volver a Europa un lustro más tarde. Lorenzo Serra Ferrer, sinónimo asegurado de éxito.

Más allá del presente rol de vicepresidente deportivo, el balear fue probablemente el entrenador más exitoso del club, con dos etapas de gloria en las que consiguió éxitos tales como dos finales de Copa del Rey o la primera clasificación histórica a la Liga de Campeones. Con un total de 263 partidos, repartidos entre 210 de Liga, 33 de la Copa del Rey, 10 de la Copa de la UEFA; 8 de la Liga de Campeones y 2 de la Supercopa de España, es el técnico con más partidos en el club, divididos en dos etapas y todas ellas repletas de éxitos.

Locura sin apenas experiencia

La primera fue entre 1994 y 1997. Por aquel entonces Serra llegaba en febrero en busca de curar las heridas de un Betis que vagaba en segunda y que tenía opciones remotas de volver a la élite. Sin apenas experiencia en el banquillo, logró revertir la cara del equipo y cosechar el recordado ascenso en Burgos, logrando un total de diez triunfos y dos empates en los últimos doce partidos.
Tras ello, un sin fin de éxitos culminados con una polémica con Lopera. Ya en la élite, el equipo recién ascendido acabó tercero la temporada. Un equipo plagado de históricos como Aquino, Cuéllar, Vidakovic, Alexis o Josete entre otros, siendo Jaro el guardameta menos goleado de la competición. El año siguiente en la UEFA, con leyendas en clave verdiblanca como Jarni y Alfonso, consiguió forjar un equipo que dejó memorables recuerdos en Europa como el triunfo en Kaiserslautern.
Sin embargo el último sería el más completo de la era Serra Ferrer en esa primera etapa. Los verdiblancos consiguieron alcanzar la final de la Copa del Rey en 1997, en un encuentro que perdió en la prórroga ante el Barcelona y que aún pesa en la memoria de tantos y tantos béticos. En Liga el equipo acabó cuarto con 77 puntos, empatado con el tercero que fue el Deportivo. La primera etapa de Serra Ferrer en el Betis finalizaba con una polémica con Lopera a apenas nueve días de la final copera, con un 'chantaje' para del presidente para que no se marchara al Barça.

Segundas partes también pueden ser buenas

La segunda etapa del mallorquín en Heliópolis arrancó en el verano de 2004 y rompía con aquello de que las segundas partes nunca fueron buenas. Una temporada de ensueño completada con el ansiado título de campeón de la Copa del Rey en el Vicente Calderón ante Osasuna (2-1), que a día de hoy sigue siendo el último en la entidad, y el cuarto puesto en Liga que lo hacia ser el primer equipo andaluz que disputaba la renovada máxima competición continental. El Betis se clasificaba para la previa de Champions League, que posteriormente superaría ante el Mónaco. Oliveira, Joaquín, Edu, Juanito, Doblas... integraban aquel equipo.
El siguiente año fue menos exitoso y fue el último de Serra Ferrer. El equipo no logró pasar de la fase de grupo de Champions, aunque dejó una victoria histórica ante el Chelsea de Mourinho (1-0). Un periplo europeo venido a menos que acabaría con la eliminación en los octavos de final de la UEFA frente al Steaua de Bucarest, con una campaña cargada de partidos que pudo incluso costarle caro, finalizando la temporada con tres únicos puntos por encima del descenso.

Y a soñar...

Tras ello, diez años ha tardado en volver a la que siempre ha sido su casa, logrando comandar una revolución inédita a la par que necesaria en este Betis. Con un sistema de fichajes esperanzador y una forma de entender el fútbol de las que ya no quedan, el ahora vicepresidente deportivo mantiene al equipo sexto en la clasificación, con serias opciones de lograr la ansiada clasificación europea.
Un hombre de fútbol que entiende más que nadie al Betis y así se refleja en los derbis, pues no solo fue el mejor entrenador que entendió esos partidos, con triunfos como el de diciembre de 1996 con 0-3 en el Sánchez-Pizjuán, sino que también ha logrado impregnar su veneno ahora logrando también la histórica manita del pasado día de reyes. Un carácter y un sello que revolucionan los esquemas de la entidad cada vez que pisa sus entrañas y que vuelven a demostrar que la llegada del balear es sinónimo de éxitos asegurados.
 

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