Casualidades de la vida, este viernes esperan de uñas al Betis y a Quique Setién por un partido, o dos mejor dicho, en los que impidieron al Girona lograr el sueño del ascenso. El equipo catalán sí logró dos después, pero aquel día en Montilivi y en el Benito Villamarín se tardó en olvidar... si es que se ha olvidado.
El Girona, con Pablo Machín en el banquillo, tenía en su mano lograr por primera vez en su historia el ascenso a la Primera División. Ese 7 de junio de 2015 iba a ser una fiesta y se convirtió en un funeral, con polémica también. Durante y después del partido. El equipo gerundense necesita ganar al Lugo que dirigía Setién, que no se jugaba nada en ese partido, y le daba igual lo que ocurriese en el Betis-Sporting.
El gol de Fran Sandaza poco antes del descanso daba el ascenso al Girona. El Sporting ganaba al Betis y marcó tres goles, pero en Montilivi ese resultado no importaba mucho... hasta que empató el Lugo. A dos minutos del final, Caballero silenció el estadio catalán y dejó sin ascenso al Girona. Sin fiesta. En la prolongación hubo hasta un gol anulado a Lejeune que bien pudo cambiar la historia, pero no valió.
En Girona hicieron la cruz, como se suele decir, al Betis porque cierta tranquilidad en su partido y también a Setién, por formar parte de aquel Lugo que rompió el sueño de un club familiar.