Vuelve el derbi a la capital hispalense y con él, el nerviosismo y la tensión habitual de este tipo de partidos. Una tirantez que se sobrepasó a la llegada del autobús al Benito Villamarín, pues los cuerpos policiales se vieron obligados a intervenir tras algunos incidentes en la explanada del feudo verdiblanco. Las fuertes medidas de seguridad motivaron que la zona acotada fuese más extensa de lo normal, privando a la afición de animar y sentir cerca a los jugadores del Real Betis.
Algo que no sentó bien a la parroquia verdiblanca y es que algunos aficionados la tomaron con los cuerpos policiales, lanzando botellas y diversos objetos que obligaron a las fuerzas de seguridad a intervenir, pidiendo datos y cargando contra ellos.