Es Noticia

El Bartra más personal: la presión de La Masía y la despedida de su hermano

Bartra y su hermano en La Masía.
Á.B

Lejos de los focos, más allá de los sueldos estratosféricos, los títulos o la utópica vida que viven los futbolistas, existen personas de carne y hueso que esconden historia mucho más llamativas y sinceras de lo que uno pueda creer. En esta ocasión les traemos de Marc Bartra, un jugador muy valioso, cercano, que se ha ganado el cariño de la parroquia verdiblanca y que ahora se sincera sobre su pasado.

En The Players Tribune, el central catalán relata el sufrimiento que pasó cuando tuvo que separarse de Éric. Él no es otro que su hermano gemelo, que con sus más y sus menos le acompañó en todos los pasajes de su vida, desde la primera prueba con el Espanyol hasta su primera andadura en el FC Barcelona.

Ambos compartían un sueño, brillar de la mano al club de sus amores y convertirse en los nuevos hermanos De Boer. "Nuestras vidas cambiaron. Teníamos 10 años, no podíamos mudarnos a la gran ciudad por nuestra cuenta, así que el club nos enviaba un taxi para cubrir esos 75 kilómetros desde nuestro pueblo hasta Barcelona, un viaje que tomaba alrededor de más de una hora de ida y otras más de una hora de vuelta. Hacíamos nuestra tarea en el coche, después cogíamos las botas y nos íbamos corriendo al terreno de juego. Yo sentía que era el comienzo de esa aventura con la que siempre había soñado. Pensaba.. Así es, de verdad seremos como los hermanos De Boer”, relata Bartra.

Sin embargo, la presión de estar en una de las canteras más importantes del mundo empezó a hacer mella: "Soñar era la parte sencilla, por supuesto. La presión en el Barça… hombre, es diferente a cualquier otro lugar. Tienes entrenadores que te observan como halcones, que se dan cuenta del más pequeño detalle. ¿Este chaval tiene el temperamento para llegar? ¿Cómo es su velocidad? ¿Domina el balón con su pierna más débil? Cada vez que cometías un error, casi podías sentir a los coordinadores y entrenadores tomando apuntes en su libreta. “Marc regaló el balón. Lunes, entrenamiento vespertino, 18:13. Archívese en: “¡ERRORES IMPERDONABLES!”".

Veíamos a talentos llegar desde toda España hasta México, Israel, Brasil, Alemania... Y uno entonces pensaba que si no hago las cosas bien, ellos estarán aquí y yo ya me habré ido

"Y esa ni siquiera es la parte más aterradora. Porque sabes que, aunque apenas estén un poco disgustados contigo, traerán a otro. Así es la academia del Barça. Cada niño del mundo quiere jugar allí. Veíamos a talentos llegar desde toda España hasta México, Israel, Brasil, Alemania, de donde fuera. Y uno entonces pensaba: “si no hago las cosas bien, el próximo año ellos estarán aquí y yo ya me habré ido a otro lado”. Creéme, eso es presión. Especialmente cuando tienes 10 años de edad. No tienes la madurez para poder lidiar con eso".

Un amargor que llegó a su máxima extensión el día que echaron a su hermano... "En ese último año, Èric había empezado a crecer mucho. Partes de su cuerpo no habían podido soportar el cambio y sufrió muchas lesiones. También se enamoró de una chica y, bueno, perdió un poco de su enfoque. Un día, a final de temporada el coordinador nos reunió a mis padres, a mi hermano y a mi y le dijeron a mi hermano: “Te marcharás el próximo año”. Pero a mí me dejaban continuar. ¿Qué puedes hacer en momentos como ese? Por un lado, yo estaba tan feliz, continuaría jugando para el Barça. Pero después pensaba en Èric y en nosotros. Y me daba cuenta… Wow, es el final. Esto se termina".

Bartra y su hermano Éric.

Además añadió: "En ese momento puntual, nuestras vidas se habían separado. Ya no íbamos a hacer la tarea en el taxi juntos. Tampoco íbamos a jugar juntos ni a entrenarnos juntos. No íbamos a transformarnos en los hermanos De Boer. Era una sensación tan agridulce. Sentía como si me hubieran arrancado una parte de mí".

Unos años más tarde, Bartra se marcharía definitivamente a vivir a La Masía y la relación con su hermano cambiaría por siempre, separados para el resto de su vida: "Para mí se trataba de un gran paso. Pero también significaba dejar mi casa, mi familia, mis amigos. Y dejar a mi hermano. Imagínatelo: ya he preparado mis maletas, el coche me está esperando afuera. Estoy parado en el pasillo, echándole un último vistazo a la casa de mi niñez… y de pronto veo a Èric. Y entonces pienso: Mierda, esto está ocurriendo de verdad… hemos pasado nuestras vidas juntos, y ahora me voy. Y luego mi hermano… bueno, se echa a llorar".

Éric ha estado todo el día llorando, haciéndose la idea de que yo me iba. Y ahí es cuando entendí que éramos mucho más cercanos, que en el fondo nos amábamos

Y añadió..."Pero no lo entiendo. ¿Por qué llora si no me quiere? Entonces mi madre me dice que Èric ha estado todo el día llorando, haciéndose la idea de que yo me iba. Y ahí es cuando entendí que éramos mucho más cercanos de lo que me había dado cuenta. Que en el fondo, nos amábamos. Éramos hermanos, por supuesto que nos amábamos".

Y es que a veces en la vida, no te das cuenta de lo que tienes hasta que lo pierdes. Como le pasó a Bartra, con su hermano, su compañero y el que hoy disfruta orgulloso de él: "Nuestra relación cambió desde entonces. Cada vez que lo veía, parecía diferente. Se había hecho más maduro, mucho más que cualquier chico de nuestra edad. Era como si hubiese aceptado que su sueño no estaba destinado a cumplirse.

Bartra en su debut en el Joan Gamper.

"Y entonces, empezó a estar feliz por mí. ¿Y sabes qué? Su éxito también es mi éxito. Y tenía razón: casi sin desearlo, él me había hecho mejor. Las cosas empezaron a ir realmente bien para mí y, en 2009, debuté en el primer equipo del Barça contra el Manchester City, en el Trofeo Joan Gamper, el amistoso que se juega todos los años en el Camp Nou. Pero lo grande para mí fue el debut en una competencia oficial. Tenía 19 años y estaba jugando contra el Atlético de Madrid en La Liga. Y no era solo especial porque estaba compartiendo el vestidor con mis ídolos. Cuando encontré a mis padres después del partido, mi mamá estaba llorando. Mi papá estaba tan feliz. Y mi hermano, te digo, era el tío más orgulloso del mundo. Sentía que había hecho el debut a nombre de ellos. Y mi hermano sentía lo mismo", añadió.

Una superación constante que le obligó a dejar lo que más quería a una edad inadecuada pero también a obtener una madurez impropia de un chico de su edad. A crecer en solitario por sus sueños. El resto es historia. Barça, Dortmund, Real Betis... Una exitosa carrera donde al fin y al cabo el mayor título que guarda es el de saber reconocer la lucha, el sufrimiento y el orgullo de su familia.

Escribir comentario 2 comentarios
Deja una respuesta
Su comentario se ha enviado correctamente.
Su comentario no se ha podido enviar. Por favor, revise los campos.

Cancelar

  1. Jesus

    Hola marc!! Mi nombre es jesus y soy aficionado del barça,solo decirte que admiro tu lucha y el sacrificio que tuviste que hacer para llegar ha ser profesional.lo que cuentas es maravilloso como familia y como esta la vida cosas tan normales como pueda ser que dos hermanos se quieran y que encima pase lo del "descarte"de eric te diga que te miraba con orgullo...es de chapeu!! Por desgracia no siempre es asi y pasan cosas que no deberian pasar. No me enrollo mas de hecho ni siquiera se que leeras esto!!jeje Suerte en tu club y en la vida en general.

  2. Luisa maría

    ‌esque eres único un gran luchador que la vida Le dio su beneficio, eres único. No te vallas del betis nunca