Este domingo se enfrentan en el Wanda Metropolitano dos de los clubes más en boga del panorama futbolístico español. Dos estilos completamente distintos hechos equipos en el Atlético de Madrid y el Real Betis Balompié.
Y representados especialmente por sus entrenadores, Diego Pablo Simeone y Quique Setién, fuertes personalidades que encarnan unos modos de jugar y unos principios tan irrenunciables como opuestos uno del otro.
A ambos estilos los hacen válidos los resultados, y ambos técnicos los han conseguido para el club que les contrató. La andadura del argentino en el Atlético de Madrid, tras siete años, es prácticamente de sobresaliente, mientras que el cántabro ha conseguido reverdecer laureles en Heliópolis en poco más de un año como inquilino de su banquillo.
Formas de ver el fútbol, eso sí, antagónicas, como ha reconocido el propio Setién en ocasiones. “El estilo de juego de mi equipo me identifica con mi manera de ser, con la manera que tengo de entender el fútbol. La realidad es que siempre sufría mucho con entrenadores o equipos que les gustaba jugar a la defensiva. El Atlético de Simeone, por ejemplo, juega como él. Se lo dije a Simeone, me encanta lo que haces, los títulos, lo que has conseguido, pero no me gusta como juega tu equipo”, sentenciaba el entrenador del Betis.
La respuesta de Simeone llegó en su libro Creer, donde el argentino acabó apelando al resultado que consiguieron en el partido. “Un día me encontré con el entrenador de un equipo que me felicitó por el trabajo que estamos haciendo, pero me dijo: ‘La verdad es que no me gusta cómo juegan’. A ese equipo le ganamos 2-0 porque sus jugadores perdieron dos pelotas atrás. Se las robamos y fueron goles. Uno no entrena para sí mismo sino para el club donde trabaja. Siempre hay que tener clara la misión y la función que se cumple, y en qué nivel se desarrolla. Los entrenadores tienen que entrenar para el club donde trabajan, porque los socios del club son los que pagan y le permiten a uno vivir del fútbol. No se puede entrenar para gustarse a uno mismo, aunque seguramente hay colegas que lo hacen”, indicaba el argentino.
Eso sí, hasta ahora los números de los enfrentamientos directos favorecen por mucho al argentino. Los equipos de Setién no han sido capaces ni de hacerle un gol a los de Simeone, y los partidos se han cerrado con cuatro victorias colchoneras y sólo un empate. Toca recortar distancias en el Metropolitano.